Ribera del Miño

Rías Baixas Condado do Tea, O’ Rosal

Los vinos Rías Baixas adquirieron su prestigio en la década de los ochenta con la variedad Albariño y su Denominación Específica, sin embargo no fue hasta 1988 cuando se convirtió oficialmente en la actual Denominación de Origen Rías Baixas, según los requisitos de la Unión Europea.

Desde entonces el crecimiento ha sido espectacular, más de 5.000 viticultores cultivan la tierra con las variedades permitidas: uva blanca reina de Galicia: Albariño, y las locales loureira, treixadura, godello, torrontés, caíño blanco. Las variedades de uva tinta admitidas por el consejo Regulador: espadeiro, caíño tinto, loureiro tinto, mencía, sousón, brancellao, pedral y castañal.

Si bien el minifundio sigue siendo la forma predominante de cultivo, muchas son las bodegas que han ido reuniendo parcelas y unificando criterios, siempre fieles a la filosofía de la región. Viticultura tradicional, viñedo en parra – alguno vamos viendo ya en espaldera- tan característico e identificativo del paisaje gallego. independientemente de estar certificada como ecológica, el trabajo de poda y vendimia se realiza a mano. Este esfuerzo se conjuga con la innovación e investigación de modernas instalaciones de muchas de las bodegas de la región. Sorprende la cantidad de parcelas con un puñado de cepas dispuestas junto a la casa rural, cultivo de carácter familiar que no se ha abandonado, una cultura sin duda muy orientada al campo. Galicia, tierra de emigrantes ha conservado sus raíces, su terruño, su tradición. Esta particularidad del apego al campo de labor -la vid y la huerta- se traduce en explotaciones familiares en continuo crecimiento regentadas por la generación del emprendimiento muy consciente del valor que han heredado.

El clima atlántico suave, cálido en verano, frío y lluvioso en invierno sin ser extremo le confiere esa singular acidez, el aroma frutal a la uva, y ofrece al visitante bellos parajes de intenso verdor. Los días afortunados de sol cada vez más frecuentes, despiertan los cinco sentidos, aromas de amplios matices florales, sabores frutales en ocasiones minerales, el terruño recogido en una copa limpia y brillante… oro blanco.

Adega Rubén

Comenzamos las visitas de esta subzona Condado do Tea, de suelo de granito bañado por el río Tea, afluente del Miño cuya ribera marca en confín del territorio español. Del otro lado el Alvarinho portugués compite con sus ribetes verdes en las adegas de la ruta lusa del vino.

El municipio de Ponteareas, Vila do Corpus, es conocido por la festividad del Corpus Christi. El pueblo se viste de mantos de flores de colores, acacias, mirtos, magnolias, cuyos pétalos cubren los suelos y alegran esta fiesta religiosa tan popular.

Tomamos el camino más dificultoso desde la carretera, un camino ascendente en penumbra por las copas de los árboles nos adentra en una aldea, el campo y las casas rurales se extienden sin orden por las laderas, ascendemos hasta la planicie y entre la espesura, descubrimos admirados un amplio viñedo despejado de cualquier otra vegetación. Rubén, el productor, nos recibe a las puertas de la bodega reconstruida mientras su padre saluda a su paso de la viña a la bodega. La plantación data del 1890, ya los abuelos producían vino para el autoconsumo, y actualmente la producción ha alcanzado las 50.000 botellas, integramente albariño que sirve al mercado español y extranjero.

Adega Rubén

Las líneas de cepas dispuestas en espaldera se extienden en un total de 5 hectáreas de norte a sur. Desde lo alto de la bodega divisamos Ponteareas, la civilización, tan cerca y tan lejos, respiramos el dulce verdor salpicado de flores de colores que rompen el orden del bello jardín decorado con un pazo de piedra, una fuente “creo que era del Parador de Baiona”, explica Rubén mientras la brisa airea los sarmientos de las vides levantadas que huyen de la humedad, “el rendimiento es de 0,63-0,64 , el grano de la albariño es pequeño, tostado y son necesarios 1.200 kg por botella” señala, los fitosanitarios se prohíben y se debe cuidar mucho la planta. El clima algo más extremo que en la subzona del Salnés, tan mencionada en Condado de Tea, aquí los vinos son de menor acidez y mayor grado alcohólico.

El consumidor tiene en mente el vino del año, “hace años se cambió, las grandes hicieron esto para sacarlo” explica el productor, químico de formación. Estamos con el 2021, un año extraño de escasez unida a la pandemia. La vendimia fue en septiembre entre el 5 y el 15, “el año más temprano fue en el 2011 recogieron la uva el 25 de agosto.” Llegaron a una graduación alcohólica del 13%, la subzona es similar en clima al Rosal –más atlántico este último- de fríos inviernos y cada vez más calurosos meses estivales, lo cual facilita la obtención del alcohol y resta acidez, haciendo referencia a la subzona del Salnés, por su reconocimiento y producción.

Villa del Corpus

En la bodega el albariño permanece 5 meses en depósitos de acero inoxidable y 2 meses más en botella. Cuenta con varias marcas de vino destinado a la hostelería, el etiquetado va cambiando de diseño a petición del cliente, de esta forma comercializa su vino renunciando a su nombre. Es una opción muy particular en la zona que ensalza las fuentes de marisco y pescado de los restaurantes de renombre en la capital y otras localidades de España.

Sin embargo, en el papel de etiquetado descubrimos el vino propio de la adega, dorado sobre negro: Vila do Corpus de uvas seleccionadas de viñas situadas en la ladera del monte “A Picaraña”, en el corazón del Condado, fermentación sin hollejos en depósitos de acero inoxidable a una temperatura controlada de 16ºC. Continuos trasiegos le otorgan esa brillantez y mantiene una acidez equilibrada en parte gracias a las levaduras seleccionadas, las mismas utilizadas durante veinte años. Producción: 50.000 botellas de media anual.

Limpio y brillante de color amarillo pajizo, de aroma intenso a fruta blanca, se aprecian las notas del albariño, en boca resulta largo, untuoso, de equilibrada acidez y graduación. Agradable postgusto a fruta fresca.

El Baixabén de uva procedente de viñas viejas de más de 50 años, aquellas de la finca de la abuela, se despalilla y realiza la maceración y posterior desfangado. Se producen alrededor de 20.000 botellas. Más amplio y aromático, representa la fruta con una acidez equilibrada. Un vino gastronómico que despliega sus aromas en un final fresco y agradable.

Bodega Corisca

La típica bodega rural ha sido reformada y ampliada conservando la piedra y los sólidos materiales de la tierra. Nos encontramos en la finca Malladoura en un valle privilegiado de temperaturas suaves en la ribera del Río Miño entre Tuy y Salceda de Caselas, un enclave rodeado de montañas que parecen destinadas a proteger el viñedo. Cinco hectáreas de minifundios fusionados en un proyecto común en dos parcelas de cultivo ecológico. Natalia nos aguarda a pie de viña situada frente a la bodega, “empezamos de cero en el 2009 en plena crisis” con la apuesta de plantar las variedades autóctonas y respetar al máximo el medio ambiente. El  padre viticultor comenzó a elaborar albariño en los años ochenta, una hectárea y media que fue adquirida “a cachitos” explica, hasta dieciséis. Tres hectáreas de viñedo ecológico se elevan a 200 metros sobre el nivel del mar, el suelo granítico permite la filtración del agua y le otorga al vino esa singular mineralidad de la comarca.

Vistas al viñedo, Adega Corisca

En total junto a la finca Muiño de 2 hectáreas se producen 12.000 botellas al año destinadas en su mayor parte a la exportación, Europa, EEUU, Canadá, Australia. Le gustaría ampliar aunque mantenerse en la producción de vino ecológico ya supone un logro.

El término Corisca, que da nombre a la bodega y al vino desafía a los malos presagios, significa ventisca, lluvia y granizo a un tiempo.

Otra gran preocupación es la amenaza de las enfermedades de la planta que se cultiva en espaldera y en la otra finca en parra a modo tradicional para preservarla de la humedad. El mildiu se trata con cobre y azufre en mínimas cantidades, directamente en la hoja. Sin embargo alguna cosecha se echó a perder, “ni los chamanes acertaron”, se lamenta la productora, porque haberlas haylas, el temor a la humedad se suple con el tratamiento natural de la vid, en un proyecto destinado a ser rentable. La 2021 fue una añada complicada “con mucha agua fuera de tiempo”, al final es la experiencia con el método “prueba / error” el que permite que se vayan tomando decisiones día a día.

El bajo de la casa lo ocupa la bodega, una moderna prensa neumática en el exterior sustituye a la antigua prensa rústica que se acoplaba bajo los dos salientes de piedra de la pared, el procedimiento no podía ser más sencillo…y rudimentario, un tronco levantado con ayuda animal, aplastaba la uva al caer con todo su peso sobre una cuba de vendimia.

Muro de la bodega Corisca

Hoy día la uva recogida en cajas se despalilla y pasa por el tubular de frío, a 12º C, la fermentación se realiza en cada depósito, la parcela más antigua aparte. Antes del prensado el añadido en sulfúrico es mínimo “de esta forma quitas el moho” comenta, y también antes del embotellado (cantidad menor a 90 ml). En la parte superior de la casa una amplia sala destinada al enoturismo, asoma desde sus amplios ventanales al viñedo circundado de frondosa vegetación.

En la otra finca de dos hectáreas Muiños, la cepa se dispone en parra con 6, 7 yemas, la poda en verde se realiza entre mayo y junio. Sorprende la hierba en las líneas, “no se ara se deja crecer aunque da mucho trabajo cortarla”, han renunciado a las ovejas, no obstante un corral de pequeñas gallinas “kikas” alegran el viñedo y producen huevos de pequeño tamaño. Árboles cargados de magnolias y rosas tempranas rompen la armonía cromática iluminando de colores este bello paraje.

Finca Muiños

Corisca 2019 vino ecológico 100% albariño con maceración de 3 meses en sus lías.

Color amarillo pajizo, limpio y brillante. Aromas a heno y fruta blanca, recuerdos de uva madura y fondo mineral. En boca es fresco, equilibrado y lleno de fruta, recuerdos a manzana reineta, final largo y fresco.

Corisca 2019 crianza en lías durante 12 meses de cepas viejas de la Finca Muiño.

Señorío de Rubiós

Nos encontramos al sur en la subzona Condado do Tea, el Miño delimita la frontera con Portugal, tan cercana en terreno y cultivo donde la misma vocación viticultural conforman la eurociudad formada por Salvatierra y Monçao.

Existe una gama de uvas también tintas que hoy se intentan rescatar. El terreno, muy mineral de los viñedos de esta bodega de tamaño medio se reparte entre la montaña a 700 metros y el valle del río a 200 m. La plantación frente a la bodega se dispone en parra y tiene sujeta los brazos con un macarrón biodegradable, “esta es la manera tradicional de plantar” explica Ana, tercera generación de una familia de viticultores. Comenzaron con 57 socios y ahora son más de cien en este proyecto que incluye además un hotel de enoturismo de 4 estrellas y restaurante de cocina de mercado.

En el proyecto siguen un programa integrado de la UE de materias activas menos nocivas, de esta forma se limita el uso de productos nocivos sin llegar a la “locura del cultivo biodinámico”. Dentro de la diversidad, también cuentan con un vino certificado ecológico.

Sin embargo, la producción de medio millón de botellas necesita más uva, hecho muy común en esta bella tierra, y se debe concienciar a los viticultores de la importancia de seguir estas prácticas, para lo cual se imparte formación. En la comarca, en realidad en toda Galicia, apreciamos el cultivo predominantemente minifundista diversificado con la huerta y algún árbol frutal que decora el jardín de las casas. En Galicia es difícil desprenderse de la propiedad, y es que “al gallego no se le quita una cepa” puntualiza Ana con humor. Trabajar la tierra es parte de la cultura rural por esta región, terreno no cultivado se lo come el monte.

Cepas en parra, Adega Señorío do Rubiós

En Señorío de Rubiós cada viñedo recoge una variedad, la uva llega de la vendimia a la bodega en cajas de 17 kg por separado, entra en la despalilladora y continua su trazabilidad. La uva blanca genera vinos de cosecha, tras el prensado el mosto va directamente a los depósitos de acero inoxidable: las mezclas y los monovarietales. La uva tinta entra en los depósitos de base cónica para desechar fácilmente la pasta. Se realizan remontados con bomba para facilitar la extracción de los taninos; sin embargo, con el fin de mantener la esencia de la uva, la madera no se utiliza en la crianza.

Algunas referencias de tintos terminan de afinarse en botella y  predomina la tendencia de un vino de corte atlántico que se aprecia más en el extranjero. Hay una pequeña producción de vinos espumosos Condado Brut y Brut Nature cuya elaboración, algo costosa, sigue el método tradicional champenoise.

Asistimos al proceso de envasado y taponado…con rosca! “Hay que adaptarse a lo que pide el mercado” y el importador de EEUU exige botella de vidrio transparente y tapón de rosca. El corcho portugués se carga en la misma máquina que continua sin descanso el proceso en un recorrido circular.

Señorío de Rubiós cuenta con una amplia sala de catas con los premios recibidos expuestos sobre las blancas paredes. Los jóvenes asistentes atienden a cualquier requerimiento del visitante con profesionalidad, es de agradecer.

Señorío de Rubiós

CATA:

*Señorío de Rubiós 2021 Albariño 100%

“La cosecha se quedó corta y por eso se saca al mercado, con un mes en botella”.

Limpio, aromas a fruta blanca, de hueso, mineral. Marcada acidez propia de la variedad, muy reconocible.

Señorío Condado de Tea 2021 Treixadura y Albariño 70%, loureira, godello y torrontés el resto.

Floral, manzana reineta, piña. La treixadura le otorga esa redondez del condado bien elaborado. Más gastronómico

En la línea “Manuel d’Amaro”, el socio viticultor representa lo que quería transmitir en las etiquetas con una frase para cada vino:

2018 Loureira blanca 100% Vino muy expresivo. Fruta, amable en boca, acidez típica. Necesita periodo de maduración.

Manuel d’Amaro con 5 meses sobre lías. Más cremoso, fruta madura integrada. Un vino con nombre propio, los 13,5% alcohol le dan cuerpo sin perder la fruta.

Tintos Condado y Manuel d’Amaro

Tintos monovarietales:

Pedral 2015 Variedad autóctona tinta pedral del Condao do Tea desde 2011 en la D.O. Rías Baixas.  Rojo oscuro con ribete rubí. Especiado, mentolado, recuerdos a tierra húmeda.

Souson 2016 o retinto, un poco reductivo al principio, se abre y nos ofrece aromas a fruta madura. Tanino más redondo y mineral.

Condado tinto 2018 14% coupage: brandellao, sansón, caiño tinto, espadeiro. Riqueza aromática que sorprende. Toques afrutados, alcohol integrado, equilibrado, final etéreo. Un vino atlántico, complejo, muy logrado.

Brut Nature, condado espumoso sin azúcar añadido, 1 año en botella que afina la burbuja, muy sutil. Fruta y panadería. Redondo y expresivo. Un espumoso que puede muy bien acompañar la comida.

Adega do Ricón

El cielo se abre entre las frondosas colinas resaltando la intensidad cromática del monte, un tramo de autovía nos da un respiro en la conducción de caminos y sendas por los concellos por el que el navegador nos conduce sin distinguir carretera de camino. La casa familiar alberga una pequeña bodega con los depósitos y barricas en la misma sala. Adrián llega presuroso a última hora de la tarde, cuando el trabajo lo permite, comparte dedicación en otra bodega, “lo que gano allí lo invierto aquí”, explica. Se crio en las viñas y fue adquiriendo terreno hasta 14 fincas para plantar y elaborar su propio vino, poco más de 2 hectáreas embotelladas con sello propio:

Ricón, “por el apellido de mi abuelo que plantaba albariño”, antiguamente las cepas rodeaban la huerta en su periferia y compartían otros cultivos de hortalizas. Por lo general, sus vinos captan la esencia del terruño, suelo de granito arenoso, sábrego.

La uva blanca fermenta en inoxidable y se deja un tiempo en botella. Adrián es partidario de no manipular, “al abariño le va bien el tiempo”. Probamos directamente del depósito el Ricón blanco 2021 de 13,2% y marcada acidez, amarillo con notas verdosas, fresco y frutal le faltan los 6 meses en botella y “así no se fuerza”.

En su pequeño laboratorio realiza los análisis y la quiebra proteica la manda comprobar. Ricón blanco con la mezcla de Albariño, Loureira, Treixadura y Godello se vinifica conjuntamente, es suave y frutal, más amable en boca. Un vino ligero fiel al terruño.

La micro-bodega cuenta con varias líneas de vino, las cepas más viejas de variedades tintas, Mencía, Souson, Caíño tinto. Ricón tinto 2021 añada difícil, realiza la crianza en barrica, probamos su ligereza y cuerpo, alcohol integrado, pero aún le falta recorrido.

Descubrimos un ánfora de “Orange Wine” escrito en tiza, a base de albariño. La uva fermenta 6 días en sus pieles y se deja al menos 12 meses. Rico en matices, color dorado que evocan al Jerez, boca consistente, orejones… “un vino para mover la copa”, de gran potencial, acertará en aumentar la producción.

Crianza en Adega do Ricón

Un pequeño contenedor de acero esconde bajo la tapa el “velo de flor” que cubre el vino de crianza biológica, nos explica: mitad añada 2018 y 2021. De seguir investigando, se olvidará de las añadas cuando pierda la cuenta de su pequeña solera. Y va por los 3 años.

Otro “experimento” el tinto Ricón cuya fermentación se ve interrumpida con 80 gramos de azúcar residual, y al que además le añade aguardiente. La cata nos despista, recuerda a uva sobremadura, “caramelo de anís!”.

Cata en la tienda degustación Ricón

En el Bar-almacén catamos los vinos afinados en botella. La línea Anne en honor a la hija del productor: Anne 2017, albariño, loureira y treixadura. Dorado brillante, 12 meses en depósito sobre sus lías, sedoso, gustoso.

Una sorpresa más, destapa la chapa del espumoso método Ancestral 2021 sin añadidos, burbuja sutil que forma corona, todavía falta afinar dejamos que evapore el exceso de carbónico y degustamos un vino espumoso cremoso y chispeante con toques de panadería y aun así conserva la fruta.

Adrián firma sus etiquetas como Vino de Autor, es consciente que tan sólo la línea Rincón, blanco y tinto entrarían bajo el amparo de la Denominación. Seguirá investigando y acotando resultados.

As Laxas

En la localidad de Arbo los viñedos asoman a carretera en ascendente colina dentro de un marco natural privilegiado: en lo alto el último viñedo protegido de los vientos norteños, de la otra parte al sur, los montes de Portugal y a pocos metros atraviesa el río Miño que separa ambos países. El turismo enológico se funde con el de naturaleza fluvial, la pesca de la apreciada lamprea compite en el menú con el salmón y otros platos caseros donde tampoco falta el churrasco. Pazos de piedra y casas grandes dan nombre al concello, con cuatro parroquias nos asegura el paisano del restaurante. La moderna bodega circundada por 60 hectáreas de viñedo propiedad familiar comenzó a elaborar vino en 1975 de la mano de doña Carmen, producir para comercializar en aquellos años junto a sus hijos. Hoy su viudo trabaja el campo al pie de la colina de forma pausada y sonríe a nuestro paso, “muchas mujeres hay en la bodega” comenta divertido. Nuestra guía Andrea, relata el origen y crecimiento de la producción de los vinos Albariño y Condado que han procurado un medio de vida al pueblo, «gracias al emprendimiento de esta mujer pionera en su tierra».

Existen 12 bodegas reconocidas en Arbo, cuyos frutos permitidos por la D.O. Rías Baixas etiquetan con el apellido de la subzona Condado do Tea. La acidez que le da la Albariño se suaviza con la Treixadura y aromatiza con la Loureira.

Vistas del viñedo y los montes de Portugal desde As Laxas

El viñedo crece en parra no sólo por continuar con la sabia tradición de la zona, también es importante el espacio para trabajar y que la cepa crezca más libre y no se estrese “porque la uva también se estresa”, comenta la joven guía. La poda se realiza en invierno y de nuevo refluye la salvia y brotan las yemas, hasta la foliación en primavera. Un muro de piedras “laxas” separa la bodega del viñedo ascendente, el corte natural nos permite ver el subsuelo de granito por donde se filtra el agua.

La familia Simón Ferro produce actualmente cerca de un millón de botellas, entre el varietal Albariño Laxas y Val do Sosego y el Condado Laxas suman casi la totalidad de la producción. En los depósitos de acero inoxidable de 15.000 litros se realiza la fermentación durante 15 días, se filtra, se trasvasa de nuevo.

Exif_JPEG_420

La labor de la bodeguera trasciende con la investigación, “es muy buena y le dan la libertad de experimentar”.

Tres son los vinos singulares procedentes de tres fincas 100% albariño:

Viña O Pucha, realiza maceración previa a la fermentación.

Viña Ponte Cabaleiros, en las terrazas a 80 metros de altitud, de poca producción y mucha calidad. El mosto lágrima de mayor calidad se destina a este vino, se realiza el batonage con sus lías.

Viña Tixoxa a 150 metros, en lo más alto. Tras la fermentación en acero permanece nueve meses en barrica de roble francés.

En el interior de la amplia bodega se respira calidad, el Consejo Regulador realiza visitas periódicas y sólo después de realizar las pruebas facilita las “tirillas”: D.O. Rías Baixas.

CATA:

Laxas 100% albariño, es el vino más representativo junto al Condado. La acidez es más suave que en el norte (Salnés). Color amarillo intenso con brillos dorados, limpio. Aromático y frutal. Muy agradable en boca, recuerdos frutales.

Condado Laxas albariño, treixadura y loureira. Amarillo pajizo, limpio, amplitud de aromas fruta exótica, herbáceos y mentolados. Suave y ligero en boca con una sutil acidez que deja un final fresco y muy apto para degustar con la gastronomía local.

Se elaboran otros vinos con la variedad tinta Mencía y un espumoso Brut con el albariño como vino base y 8 gramos de azúcar.

La sala de catas asoma al sur hacia el valle que surca el río y en el horizonte los montes de Portugal.

Pazo Pondal

Bodega Pazo Pondal

A escasa distancia, en la Ribera del Miño encontramos fácilmente la bodega familiar en el margen derecho de la carretera. El camino de suave pendiente descubre los viñedos en una superficie en torno a las 13 hectáreas. La casa de 1998 alberga un hotel de enoturismo además de oficinas, sala de catas y bodega. La temperatura local es la más cálida de la Denominación y el terreno arenoso rodeado de vegetación y plantas aromáticas, otorgan una singularidad a los vinos, más estructurados y con más graduación alcohólica, “también por el cambio climático” explica la guía Patricia, “cada vez nos va pidiendo más altura”.

La producción, 400.000 botellas al año no pretenden crecer a nivel bodega industrial y sí en el cultivo y elaboración de vinos ecológicos. El matrimonio “Emilio y Olivia son los mejores embajadores de sus vinos por el mundo”, no en vano la bodega exporta a 30 países, entre los cuales México y EEUU. En viña se utilizan «0» herbicidas y en bodega apenas se utilizan añadidos, los gases como el nitrógeno inertizan. En cuanto al sulfuroso, los vinos jóvenes no pasan de 60g, 70g.

Tres son los Albariños:

  • Lenda Joven
  • Leira con 4 meses en lías
  • Pazo Pondal de cepas viejas, 50, 60 años, quizá el vino más emblemático de la bodega cuya producción abarca un amplio abanico.
Vinos en botella Pazo Pondal

Condado Miña Vida “es el vino de aquí”, de la subzona, albariño y treixadura. Esta última variedad es más escasa, representa la tradición, que muestra en su etiqueta con la imagen de dos ancianos en la viña.

La bodega elabora un varietal Godello y un Cuvée Pazo Pondal, “se va probando”, comenta la guía; por su parte, el enólogo Ramón Valls investiga y trae la experiencia de otras regiones, otras bodegas. Se deja en crianza en barricas de roble francés durante 14 meses y en botella  mínimo 2-4 meses antes de salir al mercado. Llama la atención un vino rosado Olivia, de uvas blancas, albariño, treixadura y otras que no desvelan, y de las tintas sousón y pedral se prensan juntas, el resultado un color cebolla casi transparente, con una imagen más cuidada, “ha tenido buena acogida” a pesar de la pandemia salió al mercado en el 2019.

CATA: Pazo Pondal, reconocible por su aroma frutal, pera, cítricos, al abrirse resulta más expresivo. Elegante paso en boca, algo untuoso, acidez equilibrada final fresco. Vino con cuerpo y persistencia.

———————————————————————————————————————–

Avanzamos desde el interior por la ribera del río Miño, la orografía del paisaje se hace más suave y las colinas contorneadas. En la otra orilla la vecina Portugal recorre la ribera en una ruta de enoturismo de bodegas y degustaciones de alvarinho desde Monçao a Mengaço, y hacia el sur la ruta de los vinos verdes, verde ribera en el paisaje…verdes ribetes en la copa.

Ruta de Vino Portugal

Terras Gauda, D. O. Rías Baixas O’Rosal

Tierra alegre, ya debió serlo desde los tiempos de la Roma clásica. La bodega se extiende por el valle protegida por el monte del viento norte y de la brisa atlántica. Un total de 160 hectáreas reunidas por la familia Fonseca, empresa que a pesar de su crecimiento ha sabido conservar la filosofía del cultivo de la tierra.

Bodega Terras Gauda

El terruño de esquisto de pizarra marrón le otorga esa mineralidad, nuestra guía Inés recoge del suelo una muestra, la lluvia se filtra y permite a la uva desarrollar su potencial con el máximo de horas expuesta al sol. Las cepas se disponen en espaldera según el criterio del primer enólogo Sr. Hidalgo, llega a levantar hasta 180-200cms, atado en espaldera siguiendo el sistema guyllot. El trabajo en el campo se realiza a mano, si bien el espacio entre las líneas permite el uso del tractor.

En la bodega diferenciamos los grandes depósitos de acero inoxidable de los fudres de roble francés de 1500 litros que facilitan el batonage -dos o tres veces por semana-. En las barricas tradicionales de 225 l. se realiza la fermentación maloláctica, y reposa en los depósitos de acero.

Línea de envasado y empaquetado

Sorprende la línea de envasado que encontramos activa en pleno funcionamiento, la oxigenación de la botella, el relleno del vino brillante de reflejos dorados, el rápido encorchado y etiquetado. Tres trabajadoras supervisan cada botella antes de colocarla en la caja de cartón, ágil y meticulosa labor que desplaza a la tecnología.

Fudres y «lecheras» para la investigación

La bodega desarrolla un programa de I+D+i tanto para la elaboración del vino con nuevas técnicas como por seguir las exigencias de calidad en procesos y elaboraciones.

Tres son los vinos que ofrece la emblemática bodega, si bien no deja de evolucionar con otras elaboraciones. La investigación queda patente en la sala de micro-depósitos destinada a ello: lecheras de vino. Encontramos junto a este espacio destinado a la investigación, dos ánforas de arcilla de origen italiano, sin duda una evolución en los materiales menos porosos que la arcilla común. Según explica la guía, existen hasta 115 variedades del clon de uva albariño del terreno, para la selección aguardaron hasta 3 años y dio lugar a 35 variedades de entre las cuales se escogieron 5 de albariño.

Los tres vinos blancos que se elaboran y comercializan poseen un brillo intenso en parte por la estabilización tartárica a -2ºC y posterior trasiego. El grado alcohólico es de 12,5% según etiqueta.

Abadía Albariño 100% color limpio y brillante amarillo albariño, fresco y aromas a fruta, acidez propia de la variedad, final fresco.

Terras Gauda: Abariño 70%, Caiño blanco 22% y Loureiro 8% Complejo en nariz, floral, fruta tropical, melocotón, nota balsámica. En boca, no pierde la fruta y la frescura. Sutil untuosidad, envolvente, recuerdos a laurel. Longitud. Un vino equilibrado, con mucha estructura. Quizá el vino más representativo de la bodega, la esencia del Rosal.

Terras Gauda etiqueta negra en su paso por madera deja tostados, la complejidad aromática despliega una multiplicidad de matices. Sabroso, envolvente, largo…grande.

La Mar Caíño blanco 97% tiende a mono-varietal, muy interesante la variedad, si bien poco rentable, sabrosa, salina con recuerdos a mar. Color oro brillante, deja lágrima. Evoca los puertos pesqueros de la costa. ¡Muy gallego!

Cata en Terras Gauda

El curso del río surca el valle, el cielo se abre y se funde con el océano en el confín de una tierra que nunca se abandonó, de emigrantes devueltos a terruño, a sus raíces. Galicia infinita, abierta y recogida.

Ambas subzonas están marcadas por el curso fluvial del Miño hasta su desembocadura, y su afluente el Tea. Entre los bosques y valles poblados con casas rurales dispersas, el municipio de Mondariz alberga el Balneario que le da nombre desde 1890. Columnas de piedra y hiedra esconden la fuente termal de Gándara, agua de manantial, “huele a huevos podridos pero es muy beneficiosa para el riñón”, declara el paisano, el sulfúrico le confiere ese sabor punzante de las aguas naturales, de tomarse bien fría refresca y apetece.

Fuente Gandara, Balneario de Mondariz, Pontevedra

La otra fuente es para el estómago, apta para la digestión pesada. Y hablando de digerir, por estos lares todo manjar resulta fácil y ligero, pescado fresco, moluscos, verduras, grelos, berzas, el caldo que atempera al tiempo que alimenta… Hasta que nos topamos con un churrasqueiro, las carnes a la brasa son de abundante ración, el codillo con cachelos y verduras un plato apetitoso y jugoso, la carne se despedaza tierna y el aderezo, que no es tal, de verdes grelos y cachelos, quizá alguna alubia escapada del caldo. Por qué no acompañar con un vino blanco local, el Condado o el varietal treixadura. Perfecta comida casera invernal. ¿Y el pulpo? Está muy caro nos dicen, cómo ha subido, nunca defrauda, las taperías y pulperías sirven las gruesas rajas de tentáculos sobre la tabla con el aliño conocido de pimentón, sal gorda y aceite.

Zamburiñas + treixadura
Pulpería do Camino

Zamburiñas con aceite de ajo-perejil, muy asequibles, acompañadas de albariño, gran acierto. El marisco llega abundante y fresco los meses con “r” y sin embargo, en el pequeño mercado de abastos, los puestos están cerrados y los expositores de resbaladiza piedra vacíos. La carnicería ofrece algunas piezas, churrasco, picaña, ternera, y el mismo carnicero embotella agua en los vistosos frascos verdes del agua local Mondariz. Los pesqueros no salen a faenar y en Porriño han salido los transportistas colapsando la autopista en señal de protesta por la subida del gasoil.

Nos hacemos con unos buenos quesos de leche de vaca –también la echamos en falta, la leche fresca-, decíamos el queso de Arzúa, el plano, el famoso tetilla y el ahumado. También encontramos queso azul el Savel de leche cruda, sabor fuerte y gustoso.

Galicia, tierra húmeda y acogedora, tradición preservada por sus propios paisanos. Se resistieron a abandonar la cepa, y aquellos que regresaron y la encontraron erguida, en parra, aguardando.

Un comentario en «Ribera del Miño»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *