Terras Gauda, D. O. Rías Baixas O’Rosal

Tierra alegre, ya debió serlo desde los tiempos de la Roma clásica. La bodega se extiende por el valle protegida por el monte del viento norte y de la brisa atlántica. Un total de 160 hectáreas reunidas por la familia Fonseca, empresa que a pesar de su crecimiento ha sabido conservar la filosofía del cultivo de la tierra.

Bodega Terras Gauda

El terruño de esquisto de pizarra marrón le otorga esa mineralidad, nuestra guía Inés recoge del suelo una muestra, la lluvia se filtra y permite a la uva desarrollar su potencial con el máximo de horas expuesta al sol. Las cepas se disponen en espaldera según el criterio del primer enólogo Sr. Hidalgo, llega a levantar hasta 180-200cms, atado en espaldera siguiendo el sistema guyllot. El trabajo en el campo se realiza a mano, si bien el espacio entre las líneas permite el uso del tractor.

En la bodega diferenciamos los grandes depósitos de acero inoxidable de los fudres de roble francés de 1500 litros que facilitan el batonage -dos o tres veces por semana-. En las barricas tradicionales de 225 l. se realiza la fermentación maloláctica, y reposa en los depósitos de acero.

Línea de envasado y empaquetado

Sorprende la línea de envasado que encontramos activa en pleno funcionamiento, la oxigenación de la botella, el relleno del vino brillante de reflejos dorados, el rápido encorchado y etiquetado. Tres trabajadoras supervisan cada botella antes de colocarla en la caja de cartón, ágil y meticulosa labor que desplaza a la tecnología.

Fudres y «lecheras» para la investigación

La bodega desarrolla un programa de I+D+i tanto para la elaboración del vino con nuevas técnicas como por seguir las exigencias de calidad en procesos y elaboraciones.

Tres son los vinos que ofrece la emblemática bodega, si bien no deja de evolucionar con otras elaboraciones. La investigación queda patente en la sala de micro-depósitos destinada a ello: lecheras de vino. Encontramos junto a este espacio destinado a la investigación, dos ánforas de arcilla de origen italiano, sin duda una evolución en los materiales menos porosos que la arcilla común. Según explica la guía, existen hasta 115 variedades del clon de uva albariño del terreno, para la selección aguardaron hasta 3 años y dio lugar a 35 variedades de entre las cuales se escogieron 5 de albariño.

Los tres vinos blancos que se elaboran y comercializan poseen un brillo intenso en parte por la estabilización tartárica a -2ºC y posterior trasiego. El grado alcohólico es de 12,5% según etiqueta.

Abadía Albariño 100% color limpio y brillante amarillo albariño, fresco y aromas a fruta, acidez propia de la variedad, final fresco.

Terras Gauda: Abariño 70%, Caiño blanco 22% y Loureiro 8% Complejo en nariz, floral, fruta tropical, melocotón, nota balsámica. En boca, no pierde la fruta y la frescura. Sutil untuosidad, envolvente, recuerdos a laurel. Longitud. Un vino equilibrado, con mucha estructura. Quizá el vino más representativo de la bodega, la esencia del Rosal.

Terras Gauda etiqueta negra en su paso por madera deja tostados, la complejidad aromática despliega una multiplicidad de matices. Sabroso, envolvente, largo…grande.

La Mar Caíño blanco 97% tiende a mono-varietal, muy interesante la variedad, si bien poco rentable, sabrosa, salina con recuerdos a mar. Color oro brillante, deja lágrima. Evoca los puertos pesqueros de la costa. ¡Muy gallego!

Cata en Terras Gauda

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