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El Marco de Jerez: Jerez, El Puerto, Sanlúcar

Criaderas y Soleras en Sanlúcar

El Marco de Jerez: Jerez, El Puerto, Sanlúcar

Marco de Jerez.  Tierra bañada por el mar hoy sedimentos marinos cargados de historia. Vinos de origen centenario que los españoles supieron arrancar a esta tierra albariza de carbonato cálcico, arcilla y sílice, las raíces de las cepas Palomino fina, Moscatel y Pedro Ximénez, buscan metros abajo el agua retenida en el subsuelo, nos aseguran los locales con exagerada medida, lo cierto es que el sol calienta las colinas de viñedos durante 300 días al año en toda la comarca reconocida de producción: Jerez, Sanlúcar, El Puerto, Trebujena, Chiclana, Puerto Real, Rota, Chipiona y Lebrija.

Cepa de Palomino Fina en tierra albariza

Tres son las localidades de crianza donde se concentran las bodegas de gran tradición en la elaboración del Fino y la Manzanilla preservados del oxígeno bajo el velo de flor: Jerez de la Frontera, El Puerto de Santamaría y Sanlúcar de Barrameda. Nos remontamos a épocas del Imperio Romano cuando se hacían transportar vino y aceite de Hispania en tinajas y serias. Sin embargo el nombre de Jerez “Seris” «Sherish», se remonta a la época de dominación árabe, con la Reconquista y cristianización desde Sevilla, pasó a denominarse Jerez de la Frontera, por la delimitación con el reino del islámico que iba perdiendo terreno y poder. Mezquitas hechas bodegas, ¡oh sacrilegio! Alfonso X el sabio llegó a tener viñas en la zona que potenció al igual que otros gremios, disciplinas y artes. Llegamos a la época del desarrollo de la navegación, España y Portugal compiten y se unen en la conquista del mundo. El “vino de viaje” va tomando nombre y color, imprescindible entre los pertrechos del inventario de las naos, fortificado con alcohol vínico se mezcla con agua y se raciona a la marinería en los viajes descubridores de Colón, durante las travesías se consumen primero aquellos de menor duración. La fama de los vinos españoles en general y los de Jerez en particular había trascendido hasta los paladares de la incipiente monarquía inglesa en la Edad Media,  los saqueos posteriores en tiempos del pirata Drake dan prueba de la existencia de botas, las barricas de vino jerezano, dentro de la carga de los navíos españoles. Partían y cargaban en el puerto de Sevilla hacia el Nuevo Mundo, vino en Sanlúcar y aguada en Tenerife para tomar los alisios hasta cabo San Agustín, Brasil… Y llegaron circunnavegar la tierra en 1519 con la expedición Magallanes–Elcano, tripulación en su mayoría andaluza sobre los españoles embarcados que también sumaban la mayor parte. En la bodega se repartía la carga junto a la harina, arroz, legumbres…120 barriles de agua, 110 de aceite, 60 botijas de vinagre, 82 pipas de vino… ¡imprescindible! No creemos que el vino atravesara el nuevo mar, el océano Pacífico cuando la escasez de víveres hizo que pereciera gran parte de los marineros, pero sí la botas de 30 arrobas, gruesas duelas y recubiertas de pintura negra en la nao Victoria, la comandada por Juan Sebastián Elcano desde las islas Molucas. Lejos de pretender hacer una apología de aquellas grandes gestas marinas, destacamos el interés que despiertan los ”vinos de ida y vuelta”.

Botas de Palo Cortado en el buque escuela Juan Sebastián Elcano

El envejecimiento acelerado de los vinos fortificados hizo cambiar el sistema de elaboración, los caldos “a la vuelta” –cuando regresaban–, la concentración por evaporación, el marear de los vinos y sobre todo la rápida oxidación de la que se preserva al vino tranquilo en su pacífica evolución en las bodegas tradicionales, hacía que resultaran más complejos, con elevado grado alcohólico y de acidez. Características por las que se decantan las costumbres inglesas, “los casacones” escribía Galdós en Trafalgar acerca de los marinos ingleses al “ponerse la casaca” y salir por los puertos. Hoy bien acogidos visitan las bodegas guiados por la sabiduría y humorismo local. Comerciantes ingleses, también flamencos, italianos llegaron a estas tierras con ánimo de lucro, el “vino ideal” se expande por Europa hasta nuestros días en un continuo mercadeo de la industria vinatera cosmopolita.

La Casa de Medina Sidonia con el puerto de Sanlúcar y la Casa de Medinaceli con el puerto de Santamaría cobraron fuerza en el mercadeo del vino jerezano, el monopolio de Sevilla decayó con el traslado de la Audiencia a la Casa de Contratación de Cádiz. En el siglo XVIII con el pleito de los extractores se abre la posibilidad de elaborar el vino según lo concebimos hoy, envejecido en barricas con distintas cosechas según el sistema de criaderas y soleras, la gran aportación de la enología jerezana. Se regularizó la fortificación de los vinos de forma estable lo cual dio lugar a gran diversidad de vinos. Los comerciantes ingleses se asientan en el Marco de Jerez, Osborne, Williams, Terry, y los acaudalados españoles vascos, Manuel de Goytia, Muriel, Goñi, Aizpitarte y Otaolaurruchi. Asimismo en esta época comenzaron su actividad los González (1835) y los Misa (1844), locales y venidos de otras regiones. Entrado el siglo XX se conforman las grandes bodegas que visitamos hoy día en las tres localidades. (Abajo relación de bodegas)

En 1933 constituyó y dio rango legal al Consejo Regulador de la denominación de origen Jerez-Xérès-Sherry, su antecedente data de 1483 cuando se promulgaron las «Ordenanzas del Gremio de la Pasa y la Vendimia de Jerez», primer reglamento que reguló: la vendimia, las características de las botas (barricas), el sistema de crianza y el comercio.

Tres son las variedades de las D.O.:  «Jerez-Xérès-Sherry» y «Manzanilla – Sanlúcar de Barrameda»

               Palomino Fina: uva autóctona de la zona por su antigüedad, la limpidez en aromas permite revelar una amplia gama de matices.

               Moscatel: uva de origen africano, se desarrolla mejor a orillas del mar. Apta para la elaboración de Vinos dulces por su alto contenido de azúcar.

PX pasificación al sol

               Pedro Ximénez: blanca, jugosa y dulce, de grano amarillo dorado. Se elabora el vino dulce PX de uva pasificada, secada al sol.

Visitamos varias bodegas reconocidas de enormes construcciones típicas en la zona, tejados altísimos soportados por robustos pilares y arquerías, albergan las viejas botas en su interior asentadas en tres o cuatro hileras superpuestas, la madera de gruesas duelas aguanta el peso hasta cinco hileras, pero ¡ojo! El Sistema de Criaderas y Soleras debe mantener una temperatura constante –de 12º en invierno y 22º en verano–, el aire circula en las amplias naves gracias a los grandes ventanales. En Barbadillo, Sanlúcar, la construcción data del 1876, a escasos metros del mar corre la brisa humedecida de las marismas de Doñana, esta es una de las claves de la salinidad de la Manzanilla, el resultado: la suavidad en la copa. El suelo de albero amarillo hace resaltar el negro de los toneles de 600l, 500 litros ó 30 arrobas que es la medida de las viejas botas. Los cambios en la bodega son paulatinos para que el Velo de Flor no sufra. Esta capa formada por levaduras autóctonas del tipo Saccharomyces, protege al vino de la oxidación dentro de cada bota, el vino almacenado deja una cámara de 1/6 de aire y evoluciona protegido por la flor durante al menos dos años en un proceso dinámico de trasiegos entre las botas superiores, las criaderas, hacia las hileras inferiores, sucesivamente hasta las “soleras” que son las botas que levantan unos centímetros del suelo albero.

Botas de 600 litros

Las mangueras accionadas con bombas extraen 1/3 del vino de estas soleras transcurridos al menos 3 años para ser embotellado, se rellenan las botas con el vino de la bota superior, por los “salideros”, hasta la última de la hilera superior, que se rellena con el vino de la cosecha del año. Antiguamente se utilizaban “canoas” especie de cajones de madera para extraer el vino sin dañar la flor.

Velo de Flor, expositor bota 50 arrobas

De esta forma, los vinos de Xérès no tienen añadas sino tiempos, 3, 12, 30 años, en un mismo vino se pueden encontrar cien cosechas. Es en los primeros meses, con el velo de flor presente protegiendo al vino de la oxidación y transformando con sutileza sus características primitivas, cuando se clasifican y se marcan con tiza blanca las clásicas «palmas», para indicar el grado de finura que va adquiriendo el vino. Son claramente vinos destinados a su crianza bajo velo de flor, en los que se habrá mantenido e incluso aumentado la palidez inicial y que comienzan ya a mostrar las características notas punzantes.

Al término de la fase de sobretabla, los catadores introducen la venencia con habilidad sin dañar el velo en la bota, la existencia de determinadas características muy específicas en algunas de las botas en las que se ha mantenido el velo de flor, determinará su clasificación como potenciales Olorosos, Palos Cortados, en las botas se marca con tiza una O, o bien una raya horizontal que corta el «palo» original.

Este constante proceso de mezcla hace de los Finos (Jerez, El Puerto) y Manzanillas (Sanlúcar) unos vinos únicos, de fermentación biológica. La uva palomino fina se prensa suave y se obtiene la yema, el mejor mosto al cual se le añade alcohol hasta 15%, la crianza bajo el manto de levaduras, le confiere el tono pálido tan característico, de sabor seco y almendrado, más punzante en el Fino, más suave en la Manzanilla. Combinan a la perfección con pescados, adobos, marinados, escabeches. El fino con aceitunas, la manzanilla, con el adobo y ambos maridan en esta alegre comarca junto a una tapa de jamón, a gusto de cada cual y según nos encontremos en una u otra localidad.

Oloroso: vino de crianza oxidativa en contacto con el aire, se encabeza con alcohol vínico hasta al menos los 17%, en su envejecimiento puede alcanzar los 20%, tiene un tono oscuro, color caoba, aromas a piel de naranja, frutos secos. Complejo al paladar, potente y largo. Maridaje con guisos de carne, carrilleras, rabo de toro.

Amotillado: de crianza mixta, primero biológica seguida de la oxidativa, desarrolla un tono ámbar, aromas de plantas aromáticas, secos y estructurados en boca, elegante. Marida con verduras, setas, quesos azules, atún rojo. Alcohol: entre 16% y 22%

Palo Cortado: vino procedente del mosto de palomino, muy fino, inicialmente fortificado a 15% y se identifica con un «palo» o raya oblicua en la bota. El bodeguero califica cada bota según la capacidad y evolución. El vino se vuelve a «encabezar» por encima de los 17% vol. reconduciéndose así hacia un proceso de crianza oxidativa. Marida con quesos curados, embutidos de intenso sabor.

Pedro Ximénez: La principal característica de este vino dulce es que emplea únicamente uva pasificada de la variedad PX. Se solea en el campo aumentando su contenido de azúcar, parte de la cual se transforma, no obstante en alcohol, de 15% a 22% vol. De color caoba intenso, denso en el catavinos, aromas a miel, fruta confitada, de entrada fácil, sabor agradable dulce, persistencia en boca con un punto característico de acidez. Muy apreciado en repostería. Marida con dulces y postres locales, tocino de cielo, alfajores, helados y quesos azules.

Cream: semi-dulce, la mezcla del dulzor del PX con el palomino seco, a mayor porcentaje de Pedrojiménez más dulce. Existen las variantes del Medium y Pale Cream, mezclas de vino seco con vino dulce (Moscatel, PX). El grado alcohólico oscila entre 15,5% y 22%, nos aseguran los locales que de niños lo tomaban. ¿Con la merienda o para desayunar?

Dentro del municipio de Jerez nos topamos en grandes letras y carteles reconocibles los cascos de las bodegas. De izquierda a derecha avanzamos hacia la Catedral: William & Humbert, Fundador, Tío Pepe, hacia la plaza del mercado, el palacio Riquelme, bodegas Tradición, Urium. Pasada la muralla, Almocadén, Fernando de Castilla, Sánchez Romate, y antes de llegar a la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, la  bodega Sandeman. Cerca del Palacio Domecq la «Casa del Jerez» nos descubre vinos de la tierra, referencias de nuevas pequeñas bodegas llenan estanterías junto a los vinos generosos y brandies del Marco de Jerez. Cerca de la Plaza del Arenal, bodegas Díez Mérito, hacia la Coronación, Lustau, Harveys, Dios Baco. Precisamente en Díez Mérito, la bodega centenaria que suministraba vinos jerezanos al Rey Alfonso XII, realizamos la visita en un casco magnífico de estructura abovedada en el centro de Jerez. Degustación a medida, destaca el amontillado fino, y el licor de brandy.

Caballo PRE Español
Real Escuela Ecuestre, Jerez
Bodegas Tío Pepe

Jerez, El Puerto, Sanlúcar

El faro de Puerto Sherry

En el mismo casco antiguo las plazoletas y calles ofrecen tapas y raciones a partir de mediodía. Fritura de pescado, acedías, choco, carne guisada, marisco según el local. Nos dirigimos al Puerto de Santamaría frente al mar, allí podemos degustar pescados y mariscos muy frescos, las terrazas de la playa de Valdelagrana se llenan en las comidas. Bello atardecer en Puerto Sherry, junto a la playa de la Muralla, recorremos el paseo hacia el faro, locales más modernos sirven cafés o una copa con la puesta de sol. En las inmediaciones del castillo de San Marcos a orillas del río Guadalete, encontramos las bodegas Osborne, Caballero, Gutiérrez Colosía, de gran tradición.

En Sanlúcar de Barrameda, las aguas del Guadalquivir confluyen con el mar, y el viento húmedo proveniente de las marismas formadas en Doñana, confieren los rasgos de la Manzanilla en las numerosos bodegas del barrio alto, antiguo barrio medieval. La Gitana, Barbadillo, La Cigarrera, Pedro Romero, Delgado Zuleta, Elías, Argüeso…difícil esquivar las grandes construcciones de gruesos muros y arcadas donde las botas guardan y preservan bajo el manto espeso de levaduras, un velo de flor más rico en esta zona de elaboración de vinos generosos, con el mosto de la uva palomino fino traída a finales de agosto desde los viñedos de tierra blanca albariza, se fermenta dando lugar al vino base, y se «encabeza» hasta los 15%. Esta es una de las diferencias con otras regiones vinícolas, la crianza en bodega se halla separada del campo a unos kilómetros hacia el interior. Destacamos la visita guiada en La Gitana con degustación de los cinco tipos de vino generoso, la manzanilla en rama y el vino envejecido 10 años directamente de la bota. Terminan con un PX y una tapita de queso de oveja en uno de los patios típicos. En Barbadillo la explicación gira entorno a la producción y elaboración en la bodega más grande de la zona. Destaca la manzanilla Solear en rama, sin clarificar ni filtrar; suave, almendrada, salina, una delicia.

Bodega La Gitana, patio con parra

En el Museo del Vino en las bodegas Barbadillo encontramos curiosidades e instrumentos de otras épocas, prensas de madera, embotelladoras manuales, venencias, aspillas medidoras del nivel del vino en la bota que en poco han variado, alfombras de esparto «redores» para solear los racimos de uva moscatel y Pedro Ximénez; por supuesto el barril de exposición que encontramos en toda bodega con visita orientada al enoturismo: la bota con el vidrio a través del cual observamos el velo de flor cubriendo cinco sextos de su capacidad. No faltan los detalles de folklore en imágenes con la feria de la vendimia y gitana vestida de faralaes, calesa y caballos con jaezales, imágenes y carteles de toros, folklore aplaudido por extranjeros y nostálgicos de la España de entonces, y se extiende en las tabernas con más solera, catavinos de 150ml servido muy frío «ahora empieza la de Sevilla».

Subimos caminando hacia el Castillo de Santiago, pasamos por el mercado de abastos con puestos de pescados, mariscos, embutidos, quesos y verduras locales. Al final de la cuestal el CIMA, Centro de Interpretación de la Manzanilla en las Covachas, galería porticada del siglo XV reformada en el interior. Historia, tradición, mapas, fotografías, conforman este espacio destinado a difundir y explicar el vino, su crianza, los oficios, los paisajes, la arquitectura bodeguera.

Plaza del Cabildo, Sanlúcar

Las visitas son continuas y el turista enólogo prolonga su aprendizaje en las innumerables tabernas de la plaza del Cabildo y la plaza de San Roque, desde la hora del aperitivo siguiendo el horario español hasta las cuatro y por la tarde desde las ocho hasta media noche. Elegimos Barbiana, renovado y limpio, por sus tapas y raciones servidas con alegría por la cuadrilla de atentos camareros, las frías, papas con melva, pulpo aliñado, huevas, langostinos, las frituras de choco, chipirones, calamares, los quesos en aceite, los ibéricos. Destaca la tortilla de camarones recién hecha y escurrida. En la terraza de El Costurero se sirven también pequeñas tapas de ensaladilla, salpicón, montaditos de jabugo, siempre sabroso con un corte algo grueso. Las zamburiñas con aliño muy sabrosas, del tamaño de vieira, aquí se baña todo con aceite. Se agrdece la atención y el buen servicio. Casa Balbino, taberna Cabildo…La Manzanilla de las distintas bodegas es el maridaje perfecto, en sus distintas vertientes: en rama, sin clarificar, buscamos la autenticidad, muy fresca y aromática, o la “pasada” con un toque amontillado oxidativo. En las mesas se suele ver mucha cerveza de barril y el vino blanco palomino más común ligero y de baja acidez, fácil entrada y escasa persistencia. En la zona de la playa de blanca arena fina y agua turbia salobre Bajo de Guía nos asomamos a la desembocadura del Guadalquivir y desde los restaurantes clásicos a pie de playa frente al embarcadero, avistamos entre el tumulto de las numerosas raciones de pescado, el parque de Doñana. Restaurantes y marisquerías conocidísimas El Bigote, La Lonja, Joselito Huerta, Mirador de Doñana, la Bodeguita… el lleno a mediodía está casi garantizado, no queremos imaginar en pleno verano el ajetreo que se forma. La materia prima soberbia, los precios suben con el peso del langostino y la gamba, pero hay que probarlo. El centro de Visitantes en la antigua Fábrica de Hielo nos sorprende con las fotos y explicaciones sobre esta reserva natural de flora y fauna protegidas. Buenas las vistas desde el mirador, otros locales de copas enfrente del pequeño Club Náutico.

Jerez de la Frontera:

Almocadén

Álvaro Domecq S.L.

Destiladores y bodegueros, S.L.

Dios Baco S.L.

El Maestro Sierra

Emilio Lustau, S.L.

Faustino González S.L.

Fundador Pedro Domeq

González-Byass Jerez, S.L.

Bodegas Hidalgo

José Estévez S.A.

Luis Caballero S.A.

Manuel Aragón Baizán S.L.

Osborne S.A.

Páez Morilla Hnos. S.A.

Real Tesoro y Valdespino

Rey Fernando de Castilla S.L

Sánchez Romate Hnos. S.A.

Sandeman

William & Humbert

Sanlúcar de Barrameda:

Barbadillo

Argüeso

Hidalgo la Gitana

La Cigarrera

La Gabriela

Bodegas Baron

Grupo Estevez. Bodega La Guita

Bodegas Caydsa

Elías González

Juan Piñero, S.L.

Carbajo Ruiz S.L.

Portales Pérez

Carbajo Ruiz S L

Yuste

Delgado Zuleta

El Puerto de Santamaría:

Caballero

Osborne

Destilerías Pico S. L.

Bodegas Jurado Grupo A. Terry

Bodegas O´Farrell Grupo A. Terry

Bodegas R.F. Cárdenas

El Cortijo

Luis Caballero

Fuera del Marco de Jerez:

César Luis Florido Romero (Chipiona)

Comercializadora Productos del Guiso (Proguiso S.L.) (Algete, Madrid)

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Gavi, la expresión de la uva cortese

Azienda Agricola Il Poggio di Gavi, Piamonte (Italia)

Abandonamos la D.O.C.G. Barolo y Barbaresco, y Asti con su dulce y fino Moscato, travesamos los montes hacia el oeste de la región, pequeñas fincas de agroturismo celebran la apertura de la región y nos abren sus puertas en nuestro paso, hacemos un alto en la Cantina Sociale Barberà Sei Castelli, cuya tienda degustación nos ofrece los varietales de la zona: la uva barbera, que se extiende desde las Landas hasta Monferrato, nos recomiendan el Nizza. Continuamos hacia el oeste por carreteras desconocidas cruces de caminos que despistan al viajero. En esta espléndida comarca no importa perderse entre viñedos alineados y bosques salvajes. La espesura es mayor al atardecer y los aromas de plantas silvestres dan lugar al húmedo perfume del sotobosque.

El campanario de la iglesia y el fuerte construido en el medievo nos ubican en Gavi, espléndida localidad centra la DOCG Gavi en Alessandria. La uva cortese crece en las colinas del altiplano a 230 metros de altitud, en terreno arcilloso y ventilado que desarrolla vinos frescos de acidez media, con una buena estructura salina y mineral por su proximidad a la costa de la Liguria, Génova se sitúa a escasos 40 km al sur.

La bella comarca de la denominación Gavi está circunda por numerosas fincas diseminadas por los veinte pueblos y aldeas –fracciones– bajo el amparo de esta Denominación, fuera de la cual la rígida y muy desarrollada regulación italiana hace que fuera de ellos, estos varietales pasen a calificarse D.O.C. Gavi, por ejemplo de Novi Ligure, según el origen del municipio. De poco nos sirve el GPS entre los caminos zizagueantes, retrocedemos unos metros ante la puerta: “Il Poggio di Gavi” en Roveretto, una finca de tres hectáreas y media con una moderna bodega destinada a hacer envejecer el vino, donde el marido de Francesca, la propietaria, nos saluda animado en la línea de envasado, arriba la oficina y sala de degustación. desde la amplia vidriera vislumbramos il poggio, el cerro donde los primeros brotes de la uva cortese están por despuntar en el mes de mayo, y en lo alto la antigua bodega propiedad de la familia, “veníamos en verano y en septiembre ayudábamos en la vendimia”. Hoy día se trata de una inversión de agroturismo y bodega modernizada con una producción de vino de 33.000 botellas al año. Como el resto de las empresas productoras de la zona, exportan la mayor parte, un 85% a países anglosajones, Alemania, Escandinavia… quizá más del gusto de esta variedad seca a la vez floral, salina y muy fresca.

CATA:

Cata en Il Poggio di Gavi

Nuvole sul Poggio 2019 de las viñas orientadas al sur, suroeste. Color amarillo verdoso, aromas cítricos a pomelo. En boca sabroso, ligero y fácil. Grado alcohólico: 12,5%

Luna sul poggio  de un pago más arenoso. Buen vino joven con algunos años de reposo en la bodega. Amarillo pajizo, aromas floreales, hierbas aromáticas. En boca muy fresco, fruta blanca, piña, melocotón, final almendrado. Un vino más redondo.

Sole sul poggio esquizá el más representativo de la zona de mejor producción, terreno arcilloso que da lugar a un vino más complejo. Amarillo pajizo intenso. Menos perfumado y más mineral. Su crianza en barricas de madera de acacia que le otorgan mayor complejidad. Encuentra su finura al paso por boca sin perder el frescor característico de la uva cortese.

El diseño de dibujos coloridos contorneados de líneas curvas con un toque surrealista, dan paso a un vino de gran potencial,

Gavi Etticheta Nera (2016) de la vieja viña que rodea la casa en Roveretto de terreno arcilloso y pétreo con una exposición de 360º al sol. La tradición y la tierra se funden en la personalidad de este vino. Amarillo pajizo, aromas a hierba recién cortada, fruta de hueso, nísperos. Suave y fresco en boca, mineral, recuerdos a hierbas aromáticas. Es un vino blanco que realiza la fermentación maloláctica y envejece en barricas de acacia de 500 l. que le otorgan un gran potencial.

En Il Poggio podemos también degustar el espumoso según el método champanoisse. La variedad cortese se utiliza en la elaboración de estos espumosos de distintas añadas, que maduran hasta 55 meses, es el caso del Gavi di Gavi 2013, reposa en la bodega de ladrillo sin prisa, con levaduras propias (la regulación exige un mínimo de 18 meses). De burbuja fina y sutil que resalta la fragancia de la fruta blanca, pomelo, manzana. Largo en boca, suave, cremoso, especiado.

Francesca Poggio Metodo Classico Gavi, la productora le da nombre a este vino de método tradicional: “El año pasado al descorcharlo…azafrán.”

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Alba, el corazón del Piamonte

Cristina

Viñedos y ciudad vieja en Alba (Italia)

PIAMONTE ITALIANO

Alba. La localidad nos muestra su cara más recogida, falta un mes para el verano y cinco para la feria de la trufa, el gran acontecimiento de este apreciado manjar que reúne a visitantes de otras regiones de todo el mundo en el recinto ferial y por las calles adoquindas de la ciudad de origen romano, la zona vieja medieval y edificios renacentistas del esplendor de la casa de Saboya. Cruzamos el río, el pequeño municipio cuenta con comercios, restaurantes y osterie para degustar las diversas formas de preparación del tartufo, seco o fresco. Los platos más sofisticados adornan las cartas de los restaurantes alternados con il bolito, el cocido local, quesos y fiambres.

Los muros de ladrillo rojo de una bodega tradicional Pio Cesare bodega albergan vinos D.O.C.G. en una de las pocas bodegas que conserva la ciudad. Aquí la Denominación de Origen es Controlada y Garantizada, un paso más en reconocimiento y burocracia. A pesar de las regulaciones y exigencias, los productores se sienten amparados por esta calificación reconocida por la U.E. y apreciada en todo el mundo, algo de lo que sí están orgullosos. Dato significativo es el precio de la variedad nebbiolo, había crecido de forma constante y cayó a partir del 2018, el Consejo Regulador dismiuyó la cantidad de siembra permitida con objeto de aumentar la calidad. Recordemos que la variedad nebbiolo produce los vinos: Barolo, Barbaresco, Roero, Langhe y Nebbiolo d’Alba.

Tartuffo bianco, Alba

Además de los helados, en Alba destacan los dulces de masa horneada y el chocolate, por el momento no hay visitas a la fábrica de Ferrero aunque podemos probar costrata de albaricoque y tartas caseras en un café con terraza improvisada, “las hace mi mujer” me asegura el dueño detrás de una mesa de jardín bajo el porche. Pizzas y platos de pasta preparados para llevar aromatizan el ambiente a la hora del almuerzo.

Salimos rumbo sur hacia Diano d’Alba, ascendemos la empinada colina por caminos cada vez más estrechos y curvas de 180º, los valles de cepas en hileras se superponen, ahora en horizontal ahora en vertical perdemos la mirada hasta el infinito, estamos a 500 metros de altitud en la Bodega Fratelli Aimasso con viñedos de las variedades autóctonas, nebbiolo, dolcetto, barbera. La bodega se sitúa a escasos metros de los viñedos, caminamos entre las hileras de las cepas, de orientación sur, sur-oeste. Árboles frutales comparten las zonas más frías de esta bella colina, 8 hectáreas que producen de 20 a 22 mil botellas al año. Sorprende el enorme banco de fines de sostenibilidad del paisaje en lo alto, el número 65, promoción del territorio (Big Bench CommunityProject).

Bodega Fratelli Aimasso, Diano d’Alba (Italia)
Racimos de la variedad nebbiolo

Degustación y cata dentro de la pequeña y acogedora bodega completamente reformada de cuando los dos hermanos Aimasso comenzaron la elaboración del vino en 1960. Hoy Luca, hijo y sobrino de los promeros productores, reparte su tiempo entre el campo y la bodega, después de despachar a un cliente local, me recibe dentro de la bodega reestructuada, barricas de roble usadas para el dolcetto y toneles para la crianza de la uva nebbiolo que “le da un mejor gusto”, antes pasan por depósitos de cemento vetrificado.

Atiende con mimo a las visitas en un ambiente acogedor, acompaña los varietales tintos con charcutería, parmesano, pan, aceite y grissini palitos caseros típicos del lugar (IGT dicen ahora según la regulación).

CATA:

Sörì delle Cecche.  Dolcetto 2016 , rojo rubí con reflejos violáceos, aromas balsámicos, gusto almendrado, seco. 13,5% de grado alcohólico, apenas se percibe en su paso fácil por boca. Retrogusto agradable.

Dolcetto «Pietro»

De la viña más vieja “60” se elabora “Pietro” el superior. Potente pero equilibrado, más en aromas que en gusto. Luca asiente satisfecho por la añada que ha sabido esperar su momento. Y aún puede mejorar pensamos. Un vino de guarda a un precio muy razonable. 

«Alice», Barbera d’Alba 100% Vinificación 1 año en cemento 1 año en barrica que suaviza la alta acidez. Color rojo rubí con ribetes violeta. Aromas a frutos rojos, moras, fresas, confitura, notas a vainilla. Gran sabor y cuerpo propios de la barbera para quienes gustan de sentir el alcohol en su paso por boca, su acidez característica. Buena elección las barricas de 150litros.

Nebbiolo d’Alba DOC 2016 Superiore, 131 metros de de la hilera más larga, envejecido en barrica tres años, 15,5% de alcohol. Vino complejo. Color granate, aromas mentolados a frambuesa y fresa silvestre. Sabor muy seco con una estructura y equilibrio notables.

La degustación finaliza con un vino passito tinto de 16% alcohol, asegura que el blanco da dolor de cabeza, “END 2018”, suave dulzor con notas balsámicas fuera de la DOC.

El sol cae en la comarca y la niebla se adueña de estas colinas, envuelven la uva nebbiolo que le da su nombre. La variación de temperatura, el terroir arcilloso y el potencial de la uva, tienen como resultado los vinos de gran profundidad del Piamonte.

Viñedos en Diano d’Alba