Terras Gauda, D. O. Rías Baixas O’Rosal

Tierra alegre, ya debió serlo desde los tiempos de la Roma clásica. La bodega se extiende por el valle protegida por el monte del viento norte y de la brisa atlántica. Un total de 160 hectáreas reunidas por la familia Fonseca, empresa que a pesar de su crecimiento ha sabido conservar la filosofía del cultivo de la tierra.

Bodega Terras Gauda

El terruño de esquisto de pizarra marrón le otorga esa mineralidad, nuestra guía Inés recoge del suelo una muestra, la lluvia se filtra y permite a la uva desarrollar su potencial con el máximo de horas expuesta al sol. Las cepas se disponen en espaldera según el criterio del primer enólogo Sr. Hidalgo, llega a levantar hasta 180-200cms, atado en espaldera siguiendo el sistema guyllot. El trabajo en el campo se realiza a mano, si bien el espacio entre las líneas permite el uso del tractor.

En la bodega diferenciamos los grandes depósitos de acero inoxidable de los fudres de roble francés de 1500 litros que facilitan el batonage -dos o tres veces por semana-. En las barricas tradicionales de 225 l. se realiza la fermentación maloláctica, y reposa en los depósitos de acero.

Línea de envasado y empaquetado

Sorprende la línea de envasado que encontramos activa en pleno funcionamiento, la oxigenación de la botella, el relleno del vino brillante de reflejos dorados, el rápido encorchado y etiquetado. Tres trabajadoras supervisan cada botella antes de colocarla en la caja de cartón, ágil y meticulosa labor que desplaza a la tecnología.

Fudres y «lecheras» para la investigación

La bodega desarrolla un programa de I+D+i tanto para la elaboración del vino con nuevas técnicas como por seguir las exigencias de calidad en procesos y elaboraciones.

Tres son los vinos que ofrece la emblemática bodega, si bien no deja de evolucionar con otras elaboraciones. La investigación queda patente en la sala de micro-depósitos destinada a ello: lecheras de vino. Encontramos junto a este espacio destinado a la investigación, dos ánforas de arcilla de origen italiano, sin duda una evolución en los materiales menos porosos que la arcilla común. Según explica la guía, existen hasta 115 variedades del clon de uva albariño del terreno, para la selección aguardaron hasta 3 años y dio lugar a 35 variedades de entre las cuales se escogieron 5 de albariño.

Los tres vinos blancos que se elaboran y comercializan poseen un brillo intenso en parte por la estabilización tartárica a -2ºC y posterior trasiego. El grado alcohólico es de 12,5% según etiqueta.

Abadía Albariño 100% color limpio y brillante amarillo albariño, fresco y aromas a fruta, acidez propia de la variedad, final fresco.

Terras Gauda: Abariño 70%, Caiño blanco 22% y Loureiro 8% Complejo en nariz, floral, fruta tropical, melocotón, nota balsámica. En boca, no pierde la fruta y la frescura. Sutil untuosidad, envolvente, recuerdos a laurel. Longitud. Un vino equilibrado, con mucha estructura. Quizá el vino más representativo de la bodega, la esencia del Rosal.

Terras Gauda etiqueta negra en su paso por madera deja tostados, la complejidad aromática despliega una multiplicidad de matices. Sabroso, envolvente, largo…grande.

La Mar Caíño blanco 97% tiende a mono-varietal, muy interesante la variedad, si bien poco rentable, sabrosa, salina con recuerdos a mar. Color oro brillante, deja lágrima. Evoca los puertos pesqueros de la costa. ¡Muy gallego!

Cata en Terras Gauda

Málaga hoy

Hotel Miramar, vistas de la Malagueta y el Puerto

Gran Hotel Miramar

El paseo marítimo de la playa de la Malagueta sorprende al viajero ante la elegante fachada del Palacio de Miramar. Del otro lado, la entrada principal queda resguardada por el exuberante jardín que todavía hoy conserva árboles plantados hace un siglo. Fue en 1926 cuando el rey Alfonso XIII abrió un nuevo palacio destinado a albergar a los visitantes provenientes de Europa en un lujoso hotel concebido según los cánones de la floreciente hotelería, clasicismo al estilo francés importado de la costa Azul y del Golfo de Vizcaya.

Hall Gran Hotel Miramar

Son los albores del siglo XX, Málaga merecía el privilegio de un nuevo establecimiento capaz de ofrecer las exposiciones culturales y eventos sociales, y de acoger a la burguesía en el comercio del sur del país y a la alta sociedad en busca de parajes más cálidos. Sin duda el Palacio del Príncipe de Asturias reunía todos los componentes del gusto de las más exigentes personalidades y daría renombre a la ciudad. Pronto la contienda nacional y la rigidez burocrática lo transformaron primero en Hospital de Campaña y de nuevo en Hotel Miramar hasta que cerró sus puertas en 1967, veinte años después fue la sede del Palacio de Justicia destinado a acumular archivos en las habitaciones hasta rebosar de papeles.

Salón Victoria
Restaurante Príncipe de Asturias

José Luis Santos representa a la familia y declara haber reconstruido el Hotel para devolver el edificio a Málaga con todo su lujo, un lujo que ha costado cien millones de euros y cuyo engranaje incesante por la alta ocupación requiere del cuidado diario. Floristería en jarrones y en maceta dan el toque al mantenimiento impecable y al atento servicio actual del hotel. Traspasamos umbrales como invitados en una gran gala, del lobby al salón Victoria abierto al mar. El restaurante Príncipe de Asturias –nombre original del hotel- con magníficas vistas desde las cristaleras a la bahía de Málaga nos protege en días de levante y se extiende en una terraza salpicada de palmeras que ilumina nuestros sentidos e incita a la contemplación desde la balaustrada hasta el horizonte azul.

Entrados en el siglo XXI un nuevo rótulo figura en la fachada, Palacio de Miramar, en su interior el mármol vuelve a relucir resistiéndose al paso del tiempo, los avatares sociales y el salitre del mar Mediterráneo. La familia Santos adquiere el inmueble y le devuelve el esplendor de entonces, pero es el personal dedicado quien da vida al establecimiento, el Director de Alojamiento y la Relaciones Públicas nos dedican su tiempo para mostrar el hotel al detalle. En cada rincón la escayola de relieve, el vistoso azulejo andaluz, el pequeño mostrador iluminado del tea corner. Nos cuentan cómo la casa Mont Blanc alabó estos rincones del palacio y colocó sus joyas y plumas en cada espacio. Bajo la luz natural que se filtra por la vidriera y los vanos superiores en el hall, los destellos de las lámparas de Murano penden a distintas alturas. Arcadas, capiteles y escayolas pintadas se han reconstruido según las fotografías de la época…sin duda evocan otros tiempos.

Terraza y jardín piscina
Detalle cerámica verde-azul local

Huéspedes venidos de las Américas, norteuropeos, y un cuarenta por ciento del resto de la península se refrescan en la piscina, también árabes atraídos por Andalucía y por la hospitalidad de un Leading Hotel. Existe una preocupación creciente por la sostenibilidad, la máquina de ozono sigue funcionando desde los tiempos del Covid. Al hotel de cinco estrellas gran lujo no le falta el servicio de spa y relajación, algunos preferimos los espacios abiertos en esta cálida tierra y remojarnos en el chill-out de la azotea, perdón rooftop y escapar del bullicio festivo del centro de la ciudad con un original sofá de media luna, y una barra retro-iluminada de mármol que invita a degustar los cócteles más refrescantes.

Abandonamos el palacio-hotel al descender los escalones hacia el jardín echamos una última mirada a la entrada señorial deseosos de regresar.

                                                         

Bodega Familia Torres


Bodegas Familia Torres 1870   “Cuanto más cuidamos la tierra, mejor vino conseguimos”

Mas la Plana  La finca en Pacs del Penedès se compone de un extensa planicie de 76 hectáreas de viñedo que se extiende a pie de bodega. El visitante se puede detener a contemplar de cerca las cepas con los nudos del tiempo marcados por la filoxera.

Se practica la agricultura regenerativa para preservar el suelo, la erosión supone un problema generalizado en la zona, los animales y las plantas interaccionan, desde el Jardín del centro de visitantes, contemplamos un rebaño de ovejas pastando, el paisaje es amplio, abierto, casi idílico. A lo largo de las líneas encontramos las distintas variedades de uva a la izquierda y los diferentes sistemas de estructura en la plantación a la derecha.

Finca Bodega Familia Torres

Xarel.lo, Merlot, destacan las 29 hectáreas de Cabernet Sauvignon a 550 metros de altitud, desde 1970 confiere esa estructura y elegancia al vino “Mas la Plana”.

Jardín de Variedades

El mar suaviza la temperatura y la brisa mediterránea cargada de humedad marca la producción de la bodega. El tren turístico de bajas emisiones en CO2 recorre los caminos entre viñedos hasta la nueva bodega diseño de arquitectura biodinámica. La cuarta generación con Miguel Torres adquirió el compromiso con el medio ambiente y desde 2008 la empresa sigue un programa de actuación medioambiental con objeto de reducir la huella de carbono con la adaptación al cambio climático y la mitigación del mismo, sin por ello renunciar a elaborar vinos de calidad.

En la bodega se aplican las leyes del efecto albedo, los colores y materiales están integrados con la tierra y reflejan las radiaciones solares. El agua es reutilizada y cuenta con una caldera de biomasa para los desechos vegetales. El departamento de Investigación se estudia cómo absorber y reutilizar el CO2. A este proyecto se unen 30 bodegas internacionales, “capture and reuse CO2”

En el paisaje las viñas conviven con almendros y olivos. Encontramos plantas aromáticas mediterráneas, romero, tomillo, hinojo.

Viñedos en Mas la Plana

Siguiendo los parámetros de la agricultura regenerativa, la tierra no se labra, el suelo mineral arcilloso calcáreo, con sedimentos de antiguos arroyos, es permeable y retiene el agua. En Agulladolç, al norte de la Denominación Penedès, la única falla de pizarra confiere al vino un toque particularísimo en la producción limitada de “Reserva Real” –cabernet sauvignon, merlot, cabernet franc-.

Las variedades francesas encontraron su arraigo desde 1966, sin embargo otro proyecto de Familia Torres consiste en la recuperación de variedades pre-filoxera .

Bombardeo antigua bodega Torres

Nos perdemos entre las vitrinas y grabados del museo de la Familia Torres en la Bodega Waltraud. Viejas fotografías en sepia testifican aquel bombardeo durante la guerra de la antigua bodega detrás de la estación. Instrumentos náuticos, ánforas del siglo III a. C., brandies especiados, primeras referencias del Viña Sol, Coronas y Sangre de Toro.

CATA:

Waltraud 2020 100% riesling, variedad alemana al igual que la esposa de Miguel A. Torres que le da nombre a este vino.

Color dorado pálido. Intenso en aromas, notas cítricas, piña. En boca ligero y muy fresco, recuerdos a fruta tropical. Grado alcohólico: 11,5%

Clos Ancestral 2020 Uvas: garnacha, ull de llebre, moneu, cuya proporción en el ensamblaje va en aumento. La Moneu es una variedad recuperada por el departamento I+D+i  plantada en la finca Castell de la Bleda y vinificada en la micro bodega de investigación  de Pacs del Penedès. Ecológico certificado.

Aromas a frutos rojos, ligero toque de madera. El alcohol 14% en armonía con la acidez. En boca suave, presencia de la fruta. Personalidad.

Un vino de nueva generación proveniente del corazón del Penedés.

Mas la Plana 2017 coupage de cabernet sauvignon de distintas parcelas de la zona cálida mediterránea. Fermenta en acero inoxidable y vinifica en barricas de roble francés por separado durante 18 meses. Se afinan 3 años en botella antes de salir al mercado y aún evoluciona por otros diez años. 14,5%

Color rojo picota. Amplitud de matices, aromas minerales frutos rojos, balsámicos, especiados. Buen paso en boca, sabroso, de suaves taninos. Elegante. Largo y evocador.

El Priorato, territorio pizarra

El Priorato en invierno

D.O.Q. PRIORAT

Vastas llanuras dan paso al frondoso bosque bañado por el río Ebro. Dejamos atrás el árido paisaje y nos aproximamos con cautela abandonando la autopista, dibujando nuestro propio camino. Desde la Ribera del Ebro entramos por las colinas serpenteantes que desembocan en esta tierra de 2.000 hectáreas de viñedo, pobre en nutrientes orgánicos y rica en piedra pizarra, unas veces dispuesta en estratos socavados en el terreno, otras quebradiza y pulverizada. Estamos en el Priorato, el primer priorato de España nació de la orden cartujana allá por el año 1229 entre viñas y almendros. Todavía, en la zona del Lloar los árboles de efímera flor blanca, rosa, esconden la cepa en época de poda y en la primavera la vid gana protagonismo con todo su verdor. La comarca del interior  se encuentra a una altitud que oscila de 100 a 700 metros por los valles que atraviesa el río Siurena, con escasa pluviometría y temperaturas extremas del largo y cálido verano a la fría noche de la estación invernal.  Los empinados costers cada vez más pronunciados, obligan a realizar el cultivo de las vides en margès o terrazas de uno o dos metros que facilitan el trabajo, entramos en el vertiginoso mundo del cultivo heroico de montaña, en algunos casos reconocido. La estampa testifica, entre las pendientes de las colinas una mula trabaja por las líneas con el viticultor.

En Gratallops predomina la garnatxa, en Porrera la cariñena. Los viñedos se elevan a unos 300-400 metros y circundan este encantador pueblo empedrado de 200 habitantes. Las vistas son largas, espléndidas: una masía en lo alto junto a un patchwork de media hectárea. Otra moderna bodega asoma en el paisaje frío y agreste. Las nubes se disipan y el tenue sol invernal ilumina los bancales azulados, ocres… reflejos de alegría para el viticultor, es la roca pizarra, la llicorella.

114 bodegas se reparten entre los 9 municipios de nueve mil habitantes, vino se ha hecho siempre, y aún perduran las cepas centenarias, vides post-filoxera cargadas de mineralidad, de historia. Bien entrado el siglo XX los jóvenes emigraban a la ciudad mientras el campo se empobrecía y quedaba abandonado a su suerte… hasta los años ochenta cuando un reducido grupo de aventureros apasionados del vino llegaron atraídos por el terroir, un emprendimiento nada casual del denominado “grupo” de los cinco, los ocho:

Clos Mogador, Clos Dofi, Costers del Siurana, Clos Erasmus, Clos Martinet. Y siguieron Clos Basté Krug, Clos Setién, Clos Ballesteros… y con ellos trajeron su saber hacer y otras variedades internacionales: Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot. Introducidas las nuevas, se replantaron y recuperaron las viejas cepas locales, siempre dentro del privilegiado terruño de suelo pizarra, preservado de los vientos norteños por el Montsant. El resultado, vinos de alta calidad reconocidos en todo el mundo. Complejidad y personalidad. Sin duda, otra dimensión del vino de la tierra.

Este reconocimiento se afianza con la obtención de la Denominación de Origen Calificada en 2009, según la cual los vinos pasan por distintos controles a lo largo del proceso de elaboración para garantizar los niveles de calidad y cantidad, con la catalogación de los Nombres de la Tierra según la cual el lugar define al vino procedente de: una villa, un paraje, una viña, una viña singular. En la cúspide de esta clasificación piramidal encontramos los vinos de Gran Viña Clasificada, tierra privilegiada y elaboración magistral. En algunos casos procedentes de viñas viejas de más de 80 años, el diamante pulido.

El Consell Regulador es el encargado de llevar la trazabilidad desde su origen, para lo cual se han recogido los estudios de cada uno de los 459 parajes. Además de cumplir con los parámetros establecidos en cuanto a preservación, variedades, rendimiento, etc. El vino de las bodegas pasa por un análisis químico y una cata organoléptica de enólogos. La certificación asegura primero que el vino sea correcto y un elemento fundamental, que transmita las características del terruño, la singularidad del Priorato.

De esta forma la DOQ Priorat queda situada en lo alto del panorama vitivinícola internacional.

Gratallops desde la bodega Álvaro Palacios

En cualquier caso, todos los vinos que cumplen los parámetros de han de comercializarse embotellados y etiquetados con esta mención “Calificada”, D.O.Q. en catalán. Regulaciones aparte, la filosofía de las bodegas mantiene el nivel muy alto de forma generalizada en todo el Priorato, familias con la experiencia de la tradición y jóvenes con estudios especializados comparten un saber-hacer con una agricultura ecológica y una vuelta al origen, a la cepa, la gran protagonista.

La tendencia en la década de los años veinte del siglo XXI supone esa vuelta a las variedades autóctonas, garnacha y cariñena, en coupages o mono-varietales. Nuevos emprendedores la tercera ola en la región, jóvenes innovadores, viticultores y enólogos, con gran respeto por el medio ambiente, investigan nuevas técnicas de elaboración en las bodegas más prestigiosas y conforman la producción de la Denominación junto a algún capitalista apasionado por el vino en busca de prestigio.

Son ya tres las generaciones que han heredado la tradición de los monjes cartujanos en la producción de los vinos en el Priorato, delimitada y acotada por su propia orografía y el bosque, y que se extiende en los alrededores por la D.O. Montsant, una región en pleno auge y crecimiento.

Clos de L’Obac         La Tradición sabe esperar

Entrada a la bodega Clos de l’Obac

La bodega de la familia Pastrana-Jarque, se extiende hacia los valles del este, con los viejos viñedos de cepas de más de 50 años de garnacha, cariñena y los adquiridos de las variedades de Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot y Cariñena. Guillem Pastrana sabedor del tesoro que encierran los viñedos familiares ofrece al visitante un recorrido bello, difícil, bacheado, cargado de historia. Esfuerzo y trabajo esconden detrás de este paraje singular donde la pizarra llega a cubrir como un manto las cepas emergentes destinadas a producir jugosos racimos recogidos con mimo. Estamos en un viñedo de 400 años muy cultivado, las viejas cepas de cariñena alargan sus raíces en la árida tierra, una viña sin duda destinada a un gran vino. El productor escarba la tierra y deja volar de la mano la pizarra molida, debajo está la roca,la pizarra azul propia de Gratallops.

Cepas en vaso sobre tierra pizarra

Desde su entrada, la uva parece conocer su destino, botas y barricas de museo relucen en la bodega superando los estándares de calidad…estamos a 14ºC junto a los grandes vinos de guarda. El mercado ya no espera, “mi padre sabía esperar, ahora los dejamos al menos 10 años”. Las reglas son otras, pero han mantenido la tradición familiar -dejando a un lado la tipicidad- y mejorado en fruta porque la tierra ha estado siempre ahí.

Desde 1989 mantienen el sistema de elaboración de coupage fijo, cada año utilizan los mismos varietales y porcentajes, coupages con experiencia, personalidad L’Obac. “Nosotros hacemos Clos de l’Obac no Priorat, no nos dejamos llevar por las regulaciones ni por las modas ni por lo que marca el mercado”, siguen la tradición traída de Burdeos, esta influencia perdura y se refleja en las variedades, en las botellas, incluso en las etiquetas.

Entramos en la Librería del Vino, un espacio calmo y preservado de la luz donde el tiempo es su mayor aliado. Aquí las fotografías están prohibidas, contemplamos las distintas añadas desde 1989 con las botellas tumbadas clasificadas por referencia, “no hay añadas malas”, dice Guillem, y es que la prestigiosa bodega cuenta con una producción de 50.000 botellas, sin segundas marcas. Ahora se saca al mercado la cosecha del 2012, “mi padre aun seguiría con el 2005” sonríe.

Vinos envejecidos en botella hasta su momento álgido, reconocidos, exclusivos, exportan a varios países EE.UU, Noruega, Brasil, Hong Kong. Los encontramos en renombrados restaurantes y locales especializados de Madrid y Barcelona, listos para distrutar.

Realizamos una CATA vertical en una acogedora sala de cargada decoración vinícola muy alejada de los cánones minimalistas. Finas y elegantes copas cubiertas aguardan al visitante en una degustación personalizada. Agradecemos la inscripción de nuestro nombre impreso y pasamos a degustar las añadas con delicadeza y entusiasmo sin desperdiciar el vino servido por la ausencia de escupideras.

Cata personalizada en Clos de l’Obac

Kyrie. 4 variedades: garnacha blanca, macabeo, xarel.lo, moscatel de Alejandría. Un blanco con estructura de tinto, envejece en barrica de roble francés previa maceración pelicular.

Color amarillo oro, aromas a fruta de hueso, mineralidad, punzante. Logra la estructura con el alcohol 13,5,% la acidez y un ligero dulzor que le confiere la uva moscato.

Miserere 2011 Garnacha, Ull de llebre -tempranillo catalana-, cabernet sauvignon, merlot y cariñena . 12 meses en barrica de roble francés. Un vino poderoso, aromas balsámicos, a frutos rojos, bosque. En boca es cálido, tánico, notas de regaliz. El vino se abre y Guillem se decide a servir otra añada sin avisar… Aunque no haya añadas malas, sí las hay buenas, excelente el Miserere 2005 un gran vino de guarda.

Clos de l’Obac 2011 14,5% Añada de cosecha más tardía   35% garnacha, 35% cabernet sauvignon, 10% syrah, 10% merlot, 10% cariñena.

Color granate intenso. Aromas: regaliz, más especiado. Terciarios. Goloso, equilibrado, aterciopelado en boca. Potente y equilibrado. Muy representativo de la bodega.

2009 le cuesta abrirse, el productor lo sabe y mueve enérgicamente la copa…en boca espectacular, largo. Lema: El vino como forma de vida

Dolç de l’Obac 2010 Vino dulce procedente de las uvas garnacha, syrah y cabernet sauvignon de cosecha tardía en octubre. Grado alcohólico 16,5% y azúcar residual 60 g/l. En una parcela concreta la garnacha se deja secar por el valle de forma natural. Mucha fruta con pH compensado, aromas terciarios. Muy elegante, de larga sobremesa.

Clos Figueras  El vino y su entorno

Christopher Cannan llegó a estas tierras junto a su mujer Charlotte, adquirió la finca de 18 hectáreas en 1997 y ya en 2001 consiguió 96 puntos Parker con un gran vino “Clos Figueras”, a base de las variedades autóctonas Garnacha y Cariñena, y aquellas traídas por el propietario desde Francia, Syrah, Monastrell y Cabernet Sauvignon (cepas viejas de más de 60 años).  Las viñas fueron plantadas privilegiando la garnacha, también se plantó viognier del valle del Ródano, un afortunado error que provocó el arraigo y aceptación de esta uva blanca.

“Había buena uva pero sin recorrido” explica Miquel Compte, gerente del negocio en el acogedor restaurante de toque moderno y ecléctico. Hoy día lo que fuera una granja de pollos ha sido transformada en Hotel y Restaurante con una pequeña bodega en el sótano que mantiene las condiciones idóneas de temperatura y humedad.

Charlamos de los tiempos de la “nueva ola” cuando René Barbier, Carles Pastrana, Luis Pérez, Álvaro Palacios, Daphne Glorian y más adelante Christopher Cannan, tuvieron el gran hallazgo de descubrir el particular terroir del Priorato. “Pulir un diamante”, una talla en bruto en una comarca deprimida donde el vino estaba destinado al abastecimiento de la restauración local.

El cambio llegó de la mano de René, el aventurero visionario que vislumbró en una tierra difícil y alejada de la civilización un porvenir, el fruto de la cepa, largo, intenso, elegante. El grupo dio a conocer el vino de calidad de forma conjunta, aunando esfuerzos, un vino elaborado por cada bodega con mucho empeño, y desde entonces tras el éxito comercial con su sello personal.

Respeto máximo con el entorno y el fruto, “no es cocina de autor” declara Miquel, conocedor de los vinos y de la historia local, “todos seguimos la misma filosofía, y el crecimiento sostenido de la escasa producción repartida” donde cada grano viene marcado por la calidad.

La tradición del cultivo de la vid ha pasado de los monjes cartujanos a las duras épocas del siglo pasado cuando la agricultura no era rentable, la despoblación de la zona y abandono del campo, la almendra, la avellana… la uva.

El renacer de esta tierra trae aparejado un turismo de naturaleza, de respeto por el medio ambiente, unido al arte y la cultura. Descubrir los valles y laderas cargadas de racimos tintos de garnacha, cariñena, y de cabernet sauvignon, syrah… y cepas de garnacha blanca brillan orientadas al sol. El viajero venido del otro confín, se detiene a degustar un vino admirado por el bello paisaje de las viñas, deleite de sabor y fragancia de la tierra encerrada en la copa.

Cata en el restaurante Les Figueras

CATA:

*Clos Figueras   2016   Vino tinto vivaz, complejo y con cuerpo.

Garnacha y cariñena de cepas de 60 a 80 años, syrah, monatrell y cabernet sauvignon. Crianza de14 meses en barricas nuevas de roble francés.

Vista: limpio, rojo brillante. Lágrima marcada. Complejidad en aromas, intenso. Frutas rojas, notas ahumadas.

Boca: entrada agradable, envolvente, recuerdos de la tierra, taninos suaves, con un gran potencial de afinamiento en botella. Largo y profundo.

En línea de la bodega, muy representativo de la comarca. Buena relación Calidad-Precio

*Font de la Figuera Vino tino muy fiel al terruño, representa la esencia del Priorato. Ganacha, cariñena de cepas viejas, syrah y cabernet sauvignon.

Realiza una vinificación suave en depósito de 2500l. con “pisage” diarios. Crianza en barricas de roble francés de 500 l. durante 12 meses.

Color cereza madura brillante con un ribete violáceo. Aromas a fruta roja, tostados. Entrada en boca agradable, fresca, envolvente. Largo y profundo. Un vino muy logrado para su consumo joven, que evoluciona en botella hasta alcanzar su estado óptimo expresando toda su complejidad y elegancia.

Serras del Priorat tinto Crianza: (garnacha, cariñena, syrah y cabernet sauvignon) Vino ligero de fácil elección.

La vinificación se realiza en depósitos de 2500 litros con control de temperatura y posterior crianza de siete meses en barrica.

Vista: limpio y brillante, color intenso, capa media, ribete azul.

Aromas a fruta roja y notas minerales, final a hierbas aromáticas, romero, lavanda…

En boca fácil entrada, amplio, sabores más a fruta. Retrogusto mineral, agradable.

*Font de la Figuera (blanco) Garnacha blanca y Viognier, variedad del Ródano, aceptada por la D.O. Un afortunado error introdujo esta variedad aromática con “las blancas”. Fermenta en depósitos de acero y macera en sus lías. La garnacha blanca fermenta en barrica de roble francés por separado.

Vista: limpio, amarillo pajizo. Aromas a fruta exótica, piña, mango propios de la uva viognier. En boca es un vino austero y mineral, untuoso.

La bodega produce un vino de uva garnacha tardía, casi pasificada, con un 80g/l de azúcar residual.  Las atractivas botellas de aceite a base de arbequina decoran los estantes y alacenas de este encantador comedor. Aromas frescos de hierba y tomate verde, con un ligero amargor final, dan el toque perfecto a la degustación acorde con el paisaje.

La visita extiende nuestros sentidos con el aire fresco de las colinas de viñedos hacia el sureste, a escasos 300 metros divisamos la bodega de Álvaro Palacios.

Álvaro Palacios La esencia del Priorat en la copa

El proyecto del productor sintetiza la elaboración de vinos de alta calidad que vienen a reflejar toda la experiencia vivida en los primeros años en el Priorat. La tradición riojana familiar hizo posible la formación del productor en Burdeos y California dentro del sector vitivinícola. Sin embargo, fue en esta tierra de pizarra laminada donde desarrolló sus conocimientos y realizó un sueño. Las viñas estaban ahí esperando a ser rescatadas, el suelo rico en mineral pobre en nutrientes, las condiciones climatológicas idóneas, escasa lluvia y mucho sol. Rendimientos bajos y alta calidad, Álvaro Palacios no se cansa de repetir: “es en el campo donde se elabora un buen vino”.

Viñedos de Álvaro Palacios

En el año 1989 el conocido “grupo”  de jóvenes viticultores liderado por René Barbier hizo posible un sueño, elaborar grandes vinos en una tierra vinícola abandonada. Álvaro Palacios comercializaba bodegas Alfaro, animado por René que hacía lo propio con otras bodegas, y atraído por el lugar, dejó la producción masiva de la Rioja y la bodega familiar y se unió al proyecto. Con una hectárea de viñedo obtuvo su primera cosecha de garnacha que vinificó en una barrica de 225 litros, a diferencia del resto que hicieron mezcla de variedades. El resultado conjunto fue un vino único e irrepetible. A partir de 1990 cada uno elaboró su propio vino y lo vendió aparte, a partir de ahí se forja una leyenda. El vino del Priorato se revalorizó en el mercado y los críticos lo situaron en lo más alto. René con Clos Mogador, Carlos Pastrana, Clos del Obac , José Luis Pérez, Clos Martinet , Daphne Glorian, Clos Erasmus y Álvaro Palacios, Clos Dofí.

Bodega Álvaro Palacios, Gratallops

Entramos en la bodega de Álvaro Palacios, amplios espacios con vistas a Gratallops acogen la llegada de los visitantes profesionales. Detrás de las vidrieras las oficinas, en un descuido nos asomamos a la bodega de la planta inferior, el enólogo Oriol deambula por el espacio diáfano y saluda a su paso, demasiado atareado. Grandes depósitos albergan los vinos de mañana. La sala aséptica respira orden e higiene, calidad. Un ligero y sutil aroma a uva fermentada nos ubica, aquí es donde se gestan esos grandes vinos, las referencias que encontramos en lo alto de las ferias, seleccionados en las cartas de los restaurantes más prestigiosos, servido en las mejores mesas.

Actualmente la empresa cuenta con 42 hectáreas separadas en el Priorato y aún se compra uva en viticultura a diferentes pueblos. La finca Dofí consta de 20 hectáreas unidas, lo cual es todo un logro en la zona, se compone de garnacha y cariñena, las variedades autóctonas recomendadas que le otorgan carácter al vino. Recorremos las fincas en el pequeño 4×4 guiado por Saleta, enóloga y responsable de Calidad. Realiza el muestreo y explica cómo se espera a vendimiar la uva en su punto óptimo de maduración, “hasta que Álvaro las cata –las uvas- no se vendimia”. Las cuestas bacheadas y las curvas despistan en nuestro recorrido cuyo único elemento en el paisaje son las cepas alineadas en vaso a pleno sol. Lejos de la civilización y del mundanal ruido, atravesamos las viñas de otros productores “vecinos”, no se consideran competidores, “aquí si se te pincha una rueda son los vecinos quienes te echan una mano”.

Trabajar la tierra desde el principio, plantar, requiere mucho esfuerzo en este suelo árido pero agradecido a largo plazo. La pizarra erosionada es otro de los elementos clave que confiere esa singular mineralidad al vino. ” Las viñas viejas de largas raíces dan calidad aunque poca producción”. Las raíces alcanzan los 11 y 12 metros “comprobados” con el enólogo, pero pueden ser más largas. Sin embargo, durante los primeros años, la vid se afana en alcanzar el agua que se pierde entre los esquistos de la llicorella. “Se ha llegado a regar” declara la enóloga, con las mangueras por gravedad.

Viñas en La Baixada

En la finca Dofí la densidad es alta, 6.000 cepas por hectárea, en vaso y atadas a los palos para la poda en verde. En las laderas no se utiliza el tractor, el campo se trabaja con ayuda animal, las mulas. A unos metros de distancia vemos a dos trabajadores desbrozando la tierra con objeto de preservar el agua a las cepas, y esta es otra de las características del terruño, la escasez de agua. Clos Mogador practica el cultivo biodinámico y realiza la vendimia antes, en Álvaro Palacios sí se mantiene la biodiversidad, en el bosque, pero “la viña se mima y necesita agua”. L’Ermita se vendimia y embotella atendiendo las fases de la luna.

Las retorcidas cepas de 85 años han perdido vigor, como un hombre que en su madurez guarda su experiencia y sabiduría, aunque necesita ayuda para expresarse. Ladera abajo viñas con cepas de 30 años crecen fuertes, asoman curiosas y atrevidas… todavía jóvenes para ser destinadas a este gran vino de reconocimiento mundial.

Garnacha, cariñena y “la blanca”, como se escucha nombrar a las variedades de uva blanca por esta región –garnacha y macabeo principalmente- se vendimian a la vez y vinifican juntas en una mínima proporción.

La cara Norte y Este, donde se ubica “La Baixada”, son las pendientes más valoradas ya que se evita el impacto del sol de la tarde, en verano la temperatura puede alcanzar los cuarenta grados. Los tratamientos naturales para combatir el oídio con azufre y el mildiu con cobre, como en la cosecha del 2020, año de lluvias. Las cepas se atan preservándolas de la humedad. Se prefieren los costers la pendiente con separación de 40 a 50 cm, “si pones terrazas rompes la piedra, en la ladera la maduración es más homogénea y de mayor calidad”.

Recordemos que la sierra de Montsant se eleva a 1.100 metros y actúa como barrera contra el frío del norte y tan sólo una leve brisa de levante, de la costa tarraconense, del Mediterráneo se cuela por la sierra del Molló y suaviza la cepa de forma sutil. Tierra de contrastes cuyo fruto sabe aprovechar hasta la maduración óptima todo su potencial en aromas y sabor. Estamos a los pies del municipio de Bellmunt, Saleta recoge muestras de la finca que da nombre a un gran vino, “Les Aubaguetes”, un viñedo de cepas viejas, garnacha, cariñena, las blancas, incluida la Pedro Ximénez, traída del sur con la explotación de las minas de Bellmunt a principios del siglo pasado. “Viene bien para diversificar en la floración.” Este terruño privilegiado confiere la estructura de un vino magnífico.

Bodega finca Dofí

La garnacha, delicada en su floración y de bajo rendimiento, puede llegar a deshidratarse y en la mesa de selección se escoge con sumo cuidado el grano en su plenitud desechando el resto. La cinta de selección para L’Ermita va despacio, para Camins, rápido. Las maceraciones son largas de 20 a 25 días para Camins y 50 a 60 días L’Ermita.

La bodega en la finca Dofí se construyó en 1997, en el 98 se crio el primer vino de este lugar y ya en el 99 salió al mercado. Encontramos 2 líneas, fuera y arriba. Sorprende el diseño de la estructura de hormigón abovedada con un tapón en el techo, la forma de barrica acoge al visitante y al vino, que actualmente se guarda en fudres de mayor tamaño previamente envinados. Nos acercamos a la filosofía de la elaboración, mínima intervención, sin añadidos en levaduras, madera para estabilizar sin que distorsione lo más preciado, la fruta, el terruño… el lugar. Los vinos en propiedad de mayor calidad realizan la fermentación maloláctica en barrica. El número de trasiegos depende de la añada, decisiones de elaboración que guarda la bodega.

3 son los materiales utilizados: Foudres de roble, para las viñas propias, bazuqueos manuales. Depósitos de acero inoxidable, con bombas para los remontados. Cemento, para la crianza de Camins y Terrasses

El Consejo Regulador realiza la trazabilidad y auditoría, se toman muestras al azar siguiendo los parámetros recogidos en los Nombres de la Tierra. El productor riojano es quien parece haber sentado las bases en la cultura vitivinícola, terruño, la trazabilidad y la filosofía de recoger en la botella, lo que él llama el lugar.

Volvemos a Gratallops para realizar una cata horizontal y nos cruzamos con el renombrado productor, serio y formal, sonríe a su paso, atareado con su equipo de enólogos va tomando decisiones clave en la elaboración. Un tema recurrente conduce la breve conversación, la sombra de la sequía amenaza la viña, una preocupación real, el agua.

Cata en Álvaro Palacios, Gratallops

CATA horizontal:

“Les Terrasses” 2020 Vino de Villa. Garnacha 72%, cariñena 27% y blancas. Uvas procedentes de viñas viejas de Gratallops. Color rubí, media capa, algo turbio. Aromas frutales, goloso pero marcada acidez en armonía con el alcohol 14,5% . Largo con recorrido de cinco a diez años, “si se guarda en buenas condiciones”.

“Gratallops” 2020 Vino de Villa. 87% garnacha, 12% cariñena y blancas. Un año en barrica y cuatro meses antes de salir. Brillante, amplitud en aromas, amable en boca, plantas aromáticas. Un vino fresco, de taninos suaves, redondo.

“Finca Dofi” 2018  83% garnacha, 12% cariñena, 4% picapoll. Intensidad en color y aromas, crianza: 20 meses en fudres de roble francés. Color de rojo mate. En nariz tarda en abrirse, punto de pomelo. En boca, más complejo y profundo. Tanino elegante. Largo.

 “La Baixada” 2018 varietal garnacha de 20 años. Reconocible, un priorato clásico. Brillante, rojo intenso. Aromas a violeta, frutos rojos maduros, grosella, hierbas aromáticas, lavanda, hinojo. Suave de taninos pulidos. Persistencia. Recordemos una maceración de 50 a 60 días y crianza de 15 meses en fudres de roble francés. Excelente vino de guarda, si resistimos la tentación de compartirlo.

La responsable de Calidad es requerida para la reunión de equipo. Nos quedamos con Dofí, una vuelta más, se abre en matices expresando toda su elegancia. Volvemos a La Baixada, la evolución se expresa en la copa.

Etéreo. Complejo en matices. Envolvente en boca. Sutileza en aromas. Persistente en la copa, un vino que incita a hablar.

Mas Doix   “Nuestro vino se hace en la viña”  

Valentí y Ramón Llagostera comenzaron su andadura en 1998 con la idea de elaborar vinos de calidad en un terroir óptimo para el cultivo de viñedos de bajo rendimiento y uvas excelentes. Los productores continuan su labor dentro y fuera de la bodega, Ramón se cruza velozmente a nuestra entrada y Valentí se encuentra ausente, el largo recorrido de la botella quizá le sitúe frente a un distribuidor o en una feria en París. En su lugar la guía, nos muestra esta bodega de diseño vanguardista ubicada en lo alto de la colina con un elemento predominante, la pizarra. Amplios ventanales se abren de un lado a los montes del Montsant, del otro los viñedos, cada uno con su singularidad.

Bodega Mas Doix, Poboleda

La bodega, obra de Javier Llagostera, el arquitecto de la familia, cuenta con un circuito cerrado de agua y placas solares, a pesar de la modernidad, la uva llega en camión refrigerado y por gravedad entra en la despalilladora, prensa, comienza su proceso de elaboración. Las variedades blancas realizan la fermentación en acero inoxidable con control de temperatura. Las distintas variedades procedentes de diferentes viñas –viejas y jóvenes- fermentan por lotes en los depósitos por separado. Los tintos fermentan también en los huevos de hormigón o en fudres de madera. La crianza de los vinos de guarda se reparte entre los dos huevos de cemento donde suele ir la garnacha con mayor acidez y barricas de 225 litros de madera para la cariñena, más suave y cremoso.

La familia Doix fue una de las pocas que decidió replantar las variedades autóctonas para mantener el cultivo después de la filoxera. Logó recuperar las cepas, hoy centenarias. Recordemos que la filosofía de la bodega es expresar en cada vino el terroir de proveniencia.

Cata en Mas Doix
1902, cariñena de viñas centenarias

Murmuri 90% garnacha blanca, 5% macabeo. Aromas a piña, cítricos, de fácil entrada, floral, fresca acidez.

Salix 65% garnacha, 25% macabeo, 10% Pedro Ximénez. Madura 3 meses en barrica, amplitud de matices, algo más untuoso y aromático. La PX fue introducida por aquellos andaluces que a finales del siglo XIX fueron a trabajar a las minas de Bellmunt, lugar de atracción turística. Esta pequeña aportación del sur, aporta aroma y complejidad al vino blanco.

Les Crestes 2020 ocho, nueve meses en barrica de roble francés, coupage que varía según la añada: 80% garnacha, 10% cariñena, 10% syrah. Frutas negras, marcada acidez, un gran potencial a falta afinamiento en botella.

Salanques Si bien las viñas están certificadas como orgánicas, sin los añadidos químicos, se busca la certificación del vino ecológico  certificado.

En concreto Salanques realiza la crianza en 14 meses en barrica nueva,  65% garnacha, 25% cariñena, 15% Un vino clásico y reconocible, con mucho cuerpo, una vuelta al origen, a la tierra, al pasto, incluso notas a cuero.

Doix 2018 viñas centenarias en pendiente 45% garnacha, 55% cariñena  14 meses en barrica

Granate, rojo picota. Aromas a fruta negra madura, especiado, recuerdos a humo. En boca es un vino con cuerpo, redondo, de suaves taninos. Final largo.

1902 La cata culmina con este gran cru como se define al vino en la Borgoña, un vino de pago, según la clasificación del Priorato en lo más alto de la pirámide: Gran Viña Clasificada

100% cariñena, 14,5% de alcohol.  Rojo granate, aromas ruta negra madura, grosella. Vino elegante, potente y redondo. Un gran vino gastronómico para acompañar de buenos platos contundentes, grasos.

Gratavinum    El Vino de la Nueva Generación

Mas d’en Serres desde la Vilella Baixa

Salimos del pequeño municipio de Gratallops hacia la Vilella Baixa en un camino de curvas donde apenas nos cruzamos con un todoterreno y un turismo de alta gama que recorre la comarca de forma pausada, saboreando cada recodo. Nos adentramos en el corazón del Priorato en la finca que la familia Cusiné adquirió en el año 2003 con el proyecto de elaboración de vinos de calidad. La nueva generación parte de la experiencia de la bodega familiar en el Penedès, Parés Baltà: los hermanos Joan y Josep junto a sus esposas Marta y Mª Elena.

El enólogo Jordi Fernández aguarda en la bodega enfrascado en la investigación de la crianza del vino. La superficie de viñedo se divide en varias fincas con las variedades que mejor se adaptan a la tierra de pizarra limpia y austera, la garnacha y la cariñena, tendencia observada en las bodegas y recomendadas por la Denominación. Se cultivan también por separado una hectárea de syrah y una más de cabernet sauvignon.

Viñedos circundan la bodega Gratavinum

La filosofía de Gratavinum es elaborar vinos Ecológicos de calidad con estudios del cultivo biodinámico. Desde el principio se tuvo muy claro el respeto por el medio ambiente, preservar la fruta y elaborar con la mínima intervención. ¨Los números no salen para un vino de supermercado”, declara Jordi en una pausa del trabajo en bodega. Rodeados de montañas, respiramos hacia el Suroeste donde las nubes se disipan hacia el Ebro. “Estamos como en una olla” rodeados de monte, con 430 litros de pluviometría anual, el agua se filtra y las raíces de las cepas se afanan por buscar confiriendo al vino ese toque mineral diferenciador de la zona.

En la vendimia, la uva procedente de las distintas fincas, permanece intacta conservada en frío, llega en cajas de 20 kg y se selecciona a mano. La vinificación se realiza por separado para después despalillar y al inicio de la fermentación el 50% de los granos se mantiene entero. Del prensado suave el vino pasa a la crianza y es en esta fase cuando el equipo de enólogos toma las decisiones clave en una relación muy personal con el vino.

Sistemas de crianza, damajuanas y ánforas

   Acero inoxidable, para la maceración pre-fermentativa en frío. Los bazuqueos se realizan con bomba pero se riega a mano.

   Barricas de 400 litrosde roble francés y húngaro, nuevas y usadas por un corto periodo de tiempo, se busca el equilibrio entre la fruta y la mineralidad.

   Ánforas de arcilla de 320 litros, crianza oxidativa respetando la fruta, en boca se suaviza dando lugar a pálidos taninos.

   Damajuana las mismas que se exponían al sol para obtener el vino rancio, en Gratavinum se reserva un 15% para dar a la mezcla esa “chispa de fruta fresca”.

Como resultado de la investigación en las opciones de crianza se obtiene un coupage de alta calidad expresado en las distintas referencias:

Coster 2015 a base de cariñena procedente de viñedo viejo, cultivo biodinámico.

Color granate, intenso en nariz, confitura frutos negros y tierra húmeda. Entrada en boca potente, de marcados taninos. Su acidez le otorga la frescura de la fruta y en botella evoluciona y despliega multiplicidad de matices. Fermentación y crianza en ánfora, 12 meses. Persistente y largo. Un gran vino destinado a triunfar.

GV5 95% cariñena, 5% garnacha. Priorato clásico de maduración más potente. Macera 30-35 días en pieles y realiza la crianza en barrica de roble francés y húngaro, 10 meses. Aromas a frutos negros, tostados, grafito. En boca es largo desarrolla la mineralidad de la tierra, es cálido y dulce, fresco y potente. Muy representativo. Un gran vino que refleja el terruño y da que pensar.

2πr Vino representativo nueva generación. Base de garnacha 65% y cariñena 20%, resto cabernet sauvignon y syrah. 2019 Aromas a fruta roja y negra, balsámicos, seco en boca final violetas, hinojo. Vino joven afrutado de gran potencial. Su amplitud en matices evoluciona con el tiempo si se resiste a guardar.

Silvestris 85% cariñena 15% syrah, Natural wine: el mosto fermenta con las levaduras salvajes de la uva, tan presentes en este vino. Es más reductivo, salvaje y terroso, notas de frutos rojos, tostados. Es un vino amplio, el alcohol mantiene el equilibrio con una marcada acidez. Persistente. Un vino natural que representa la esencia de la tierra. (El añadido en sulfuroso es menor a 10ml.)

Dolç d’en Piquè Vino dulce de vendimia tardía, la sobremaduración de las dos variedades autóctonas -garnacha y cariñena- hasta su punto óptimo. Fermentación en depósitos que se paraliza obteniendo el azúcar residual y 15% de alcohol. Intenso y suave, aromas a fruta pasa y almendras. Tostados por su paso por barricas nuevas de roble francés. Agradable y persistente en boca y copa.

Aceite Gratavinum extra virgen. Arbequina y Rojal. Ecológico el único en la zona, se considera un producto más, los olivos marcan la linde de la finca.

Cata en Gratavinum

Estamos en invierno y la comarca ofrece un paisaje austero y limpio, echamos en falta la alegría de la primavera cuando unos pocos establecimientos abren discretamente sus puertas al viajero. Los carteles escasean y en las aldeas, perdón, pueblos, el empedrado confluye en la plaza de la sencilla iglesia barroca de puerta ornamental y campanar, en Gratallops, la panadería nos ofrece comestibles y exquisiteces caseras, cocas saladas, pasteles de crema pastelera. Las bodegas ofrecen las visitas al viajero con el único reclamo de barriles frente a portones abiertos, que incitan a descubrir y degustar. La Cooperativa a la entrada expone las referencias de vino y aceite de la comarca y elaboración propia de la bodega abierta a la vista. Las calles se estrechan hasta dar con la fachada la “catedral del Priorat” del siglo XVIII en Poboleda, sin posibilidad de salir, una cuesta empinada desde la curva de la carretera desciende en Torroja, allí se ubica el Consejo Regulador. Intentamos salir por una pendiente ascendente que termina en pleno campo, en Torroja. B&B, coquetos restaurantes ofrecen con encanto alojamiento y degustaciones y una pequeña tienda de comida casera nos ofrece sus productos: canelones, pollo al cava, embutidos y quesos. El aceite fino y de sutil aroma a hierba adereza las verduras y el pan payés.

Celler Balaguer i Cabré       Garnacha de carácter muy propio  

Referencias a la entrada de Balaguer i Cabré

Esta típica bodega está situada en el centro de Gratallops, recoge toda la solera del lugar, a pesar de lo cual Jaume Balaguer prefiere mostrar en primer lugar los costers de los viñedos propiedad de dos familias de arraigo en la zona. Las nubes cubren las erosionadas cimas de las colinas situadas al este del pueblo. Dos son los vinos representativos de las variedades autóctonas, cariñena y garnacha. Sin embargo, el productor descorcha la garnacha blanca, amplio y untuoso, macerado en sus lías, nos asoma al paisaje frío y vertiginoso desde lo alto del valle.

Elaboran mono-varietales para “reflejar el territorio”, una variedad, un paraje, un vino.

En la calle principal del pueblo, la bodega ofrece al visitante la degustación y venta de los vinos expuestos en la entrada sobre un tonel. En el interior, el reclamo se vuelve realidad, la elaboración y crianza se realiza en los depósitos de acero inoxidable y barricas de roble francés.

Viñedos y monte, Balaguer i Cabré

Lluna Vella 2015 Garnacha 14,5% en barricas de alzina, que suaviza, roble de 500 l. a temperatura estable

Color cereza, aromas frescos, fruta madura y notas a madera que buscan ese equilibrio del Priorato. Sutil recuerdo a bosque, mineral. En boca fruta madura y especias, alcohol integrado. Si bien es apto para su consumo, posee el potencial como vino de guarda.

Ruella en la umbría del valle. Pequeña producción de un vino que busca respetar la fruta, el terroir, para lo cual vinifica en depósitos de fibra de vidrio y afina en botella durante 12 meses. La cosecha del 2021 se embotellará en mayo de 2022

Color rojo picota, limpio. Aromas florales y a fruta fresca, cerezas. En boca es afrutado, fresco, con una buena acidez que incita a llenar la copa.

Guinardera 2016 Garnacha 15%  Vino de Villa que transmite la tipicidad de este paisaje singular de más altura y orientación Sur, al otro lado del río Siurana.

Crianza en barricas de 500 litros de roble francés tostado medio, se embotella y aguarda, “hasta que salir al mercado no se etiqueta”.

Rojo picota, intenso. Complejidad aromática, mineral y fruta madura, notas de hierbas aromáticas y setas.

En boca es un vino afrutado y denso. Persistencia con un agradable retrogusto a Cassis. Nuestra elección.

Cata en Balaguer i Cabré

Celler de Vinssi    Enoturismo en el corazón del Priorato

Esta pequeña bodega comienza su andadura con el inicio del siglo XXI en una antigua almazara del municipio de Gratallops. Josep Roca enólogo y viticultor planta las primeras viñas en Les Planes y otras pequeñas fincas de Gratallops y La Vilella Baixa con las variedades garnatxa y cariñena en suelo duro pizarroso. En 2005 se recupera una viñas de cepas viejas de samsó –como así se denomina a la cariñena en Cataluña- y nace el vino de vila Rocapoll, de producción limitada. Actualmente la bodega produce un total de 15.000 botellas al año y se exporta a distintos países de Europa, EE.UU., China.

Visita y cata en viñedos Celler Devinssi
Rocapoll, Devinssi
Celler Devinssi, Gratallops

Sin embargo el primer vino producido en De Vinssi fue “IL·LIA”, a base de las dos variedades autóctonas. El 2019 despliega aromas florales y fruta roja, cassis sin faltar las notas minerales. En su paso por madera, 20 meses en barrica de 225 litros, le otorga redondez a esta mezcla de garnacha, samsó y cabernet sauvignon, tostado sutil y balsámicos. Final largo.

Lil.lia blanco procedente de una parte pequeñas de suelo de pizarra y arcilla. “Las blancas” ocupan muy poco espacio en la zona.

Rocapoll 2017 procede de la ladera vieja de 103 años, desde donde el guía Jordi, gran conocedor de la zona, explica a los visitantes con pasión la tradición de estos vinos y la historia de la comarca. Mono-varietal cariñena permanece 18 meses en barrica de roble francés Allier nuevo que expresa al máximo la uva y da lugar a un vino estructurado, de taninos pulidos. Aromas minerales, especiados, hierbas aromáticas. Un vino Priorato, fresco y vigoroso.

Por último, un vino de diferentes parcelas de viñedos de Gratallops, Mas de les Valls, 2019 una mezcla de tres variedades tintas en terceras partes: garnacha, cariñena y cabernet sauvignon, con una maceración de dos semanas y crianza en roble francés con dos remontados diarios. Definimos junto al guía en la pequeña bodega de gruesos muros donde reposa el vino de guarda. “Tiene ese sesgo corpulento del Priorato”.

Clos Pachem      El diseño en la bodega

Callejeando por el empedrado de Gratallops uno se sorprende con la esquina de arquitectura vanguardista y sostenible de Clos Pachem. El edificio construido en piedra recubierta de mortero que se fusiona con el entorno del pueblo, interior de madera, vidrio y agua en un sistema de refrigeración natural con una cubierta de agua.

Clos Pachem, vista a la iglesia de Gratallops

Un espacio de luz y sostenibilidad, el marco idóneo en el cual el proyecto de Michel Grupper se ubica en esta bodega desde 2015 con el trabajo de los jóvenes enólogos: Pep Riba y Audrey, quienes abren sus puertas y comparten su experiencia con el visitante, coincidimos con otro joven emprendedor, René Barbier tercera generación de viticultores.

El frío invierno marca la estabilidad en el campo, Les Planassos y Fundador, 5 hectáreas con una producción de vino base de 15.000 botellas.

En Clos Pachem la vendimia es temprana, más verde, porque según explica Audrey, “buscamos esa acidez”, se realiza una cata de uvas y un control del grado de acidez. Los taninos extraídos son un poco más verdes y se realizan cortas maceraciones dependiendo de la variedad. La amplia sala de elaboración alberga los depósitos: hormigón de 750 litros y “ous” huevos de cerámica de 950 l. En el 2021 pusieron el mismo vino y se obtuvo como resultado un vino con más cuerpo y más redondo. La bodega se decanta también por la nueva tendencia para elaborar un mono-varietal cariñena el próximo año 2023.

Ous y depósitos en Clos Pachem

Licos 100%garnacha blanca. D.O. Terra alta. Amarillo limpio. Aromas a cítricos, fruta blanca, hierbas. Un vino vivaz, con nervio

Pachem 2018 maceraciones de 8 a 10 días, Fermentación espontánea con remontados suaves, crianza de 8 meses en hormigón. Vino fresco, frutos rojos, fresas, plantas aromáticas. Goloso, buena acidez

Camí de la Mina se encuentra en el sótano con mayor humedad. Garnacha y cariñena se reparten esta mezcla que realiza una maceración de12 a 14 días, vinifica por separado, la garnacha más delicada en ánforas de gres y la cariñena en barricas grandes o fudres de 1.000 litros.

Planassos nuevo vino de la finca del mismo nombre en Gratallops. Un vino de paraje a base de cepas viejas de cariñena. Se vinifica en grandes tinas y realiza 12 meses de crianza en huevo de cerámica de 500 l. Después pasa a afinarse otros 12 meses en botella antes de salir al mercado en el mes de marzo.

Celler Burgos Porta La expresión en cada cosecha

Recorremos la comarca en un sinfín de curvas atravesando el valle que surcan las aguas del río Siurana, puentes de piedra estrechan el camino hasta Poboleda, salimos de un laberinto de calles con indicaciones de carteles sorpresivos de esta bodega ubicada en la masía Sinén del siglo XVII. Salvador Burgos, de tradición vinícola familiar nos recibe en este paraje de 500 metros cuadrados de viñedos, gestiona con su mujer Conxita Porta esta bodega de vinos ecológicos de calidad. La pizarra muestra aquí sus hojas en una falla del terreno, más laminada y mineral. El desnivel en la zona es pronunciado y el cultivo se realiza en terrazas cuando no en pendientes. “En los años ochenta la comarca era una zona deprimida, despoblada, había poca idea”, nos explica el productor, fueron años de resistencia, cuando la gente emigró Salvador se quedó y comenzó una agricultura ecológica sin estimulantes ni aportes químicos. De una docena de bodegas se ha llegado a más de cien, y gracias al “grupo” en los años noventa se dio a conocer por todo el mundo, el Priorato.

Celler Burgos Porta, Mas Sinen, Poboleda

Las 15 hectáreas de viñedo producen 25.000 botellas anuales, quieren mantenerse y abren la bodega a un enoturismo en aumento, rodeados de monte y viñedo viejo. Garnacha con las cepas en espaldera sujetas con alambre natural y las cepas de cariñena en vaso, la cabernet sauvignon se ha ido desplazando, pero “no hay fórmulas, cada año varía” la proporción, la elaboración junto al enólogo Toni Coca.

La masía está totalmente reformada en un espacio abierto en tres plantas, realizamos la

CATA en rama con las vistas del Montsant

Cata en Burgos Porta

La Vall 2021 del depósito: intensidad en color que mancha la copa, en nariz frutos rojos algo floral, en boca largo recorrido, astringencia. Es una mezcla que varía: Garnacha, cariñena, syrah, cabernet sauvignon, syrah y merlot. Se embotella en mayo y termina de afinarse en botella antes de salir al mercado.

De los depósitos pasamos a las botellas en la planta superior, encontramos una botella abierta de Petit Mas Sinén, probablemente de algún grupo de visita, no está oxidado en absoluto, rojo tonos violáceos. El coupage de variedades tintas presenta multitud de aromas, taninos suavizados, “salen golosinas”,  un vino de guarda, 5 años en botella merecen probarlo.

Mas Sinén Clos 2017 Un vino con historia. 40% garnacha, 20% cariñena, cabernet sauvignon y syrah. Crianza en barrica nueva 12 meses y 3 años en botella. Color picota con reflejos cardenalíceos, aroma intenso, frutas rojas, especiado, muy sabroso y fresco, final largo.

Mas Sinén Costers 2014 Crianza de 1 meses en barrica y 6 años en botella. Con un rendimiento de 300 gr por cepa de 55% garnacha y 45% cariñena. Vol. 15% Producción limitada. Color rojo picota de intensidad alta, destellos de granate intenso. Mucha fruta negra.En boca intenso, con cuerpo, untuoso. Largo y fresco.

Mas Sinén Blanc 2019 100% garnacha blanca. Vol 15%

Color amarillo pajizo. Aromas cítricos y un poco tropical notas ahumadas y hierbas aromáticas. En boca mineral y cítricos, fresco.

La elaboración de estos vinos está controlada por el CCPAE (Consell Català de la Producciò Agrària Ecològica)

Josep Grau Viticultor    “Preservar el mensaje de la tierra”

Fudres en Josep Grau Viticultor

Esta pequeña bodega es un proyecto reciente del 2016 que Josep Grau abrió en una vieja casa de pueblo en Gratallops paredes originales de piedra de llicorella y techo de “vuelta catalana” también original y se suma a su andadura en D.O. Montsant desde 2001. Elabora artesanalmente vinos de parcela, de cultivo ecológico sin productos químico-sintéticos en ambas denominaciones.

Marta Carbonell nos lleva a una de las fincas en que se dividen las 6 hectáreas D.O.Q. Priorat con las variedades autóctonas, la cariñena y la garnacha, plantadas en vaso. El suelo especial llicorella y la climatología dura conforman esta planicie de viñedo separado por muros de piedra.

Cata en viñedo de Josep Grau Viticultor

Pedrabona 2020 Granacha y Cariñena de cepas viejas. Crianza 14 meses en grandes foudres tronco cónicos de roble austríaco Stockinger 2.500 l.y barricas usadas de 300 l. de roble francés. Rojo picota, aromas a frutos rojos, bosque y especiados. Vino muy expresivo y con una marcada acidez, y final largo. Un vino para degustar el sabor a la tierra, si bien gana con un tiempo de afinamiento en botella.

Salió mercado en una añada de lluvias primaverales que trajeron el mildiu. La bodega seleccionó cuidadosamente la uva sana y redujo la producción a 5.500 botellas.

D.O. Montsant : El viticultor elabora vinos Vespres blanc (garnacha blanca) y LaFlorens (garnacha tinta) que bien merecen una visita a la bodega en Capçanes.

En nuestra última visita en primavera, una micro-bodega nos sorprende en Gratallops por su tradición e iniciativa. Marc Ripoll presenta su proyecto en Gratallops, última generación de viticultores nos abre las puertas de

Cal Batllet uvas originarias

Cepa escanyavella

Desde 2009 el productor elabora vinos de cepas viejas de hasta cien años, las variedades autóctonas garnacha y cariñena. Son viñedos propios de herencia familiar situados en Gratallops. De agricultura ecológica, el viticultor rescata alguna variedad que crece dispersa en los Costers, como la blanca escanyavella –atraganta-vieja-, una variedad rústica como su nombre indica, de buena acidez, tardía, le cuesta madurar. Alcohol, 13% muy bajo rendimiento. En el viñedo de orientación sur, buscamos las cepas dispersas de esta variedad que por resistente se replantó hace 30 años en Gratallops. Observamos los injertos, las variedades de este micro viñedo donde toda la labor es manual. “Dos pulgares, bien”, señala Marc.

En bodega, llama la atención los recipientes de última generación, huevos flextank, “ralentizan el proceso y aportan micro-oxigenación”, material poroso cuya forma además facilita el movimiento de las lías. Encontramos también damajuanas para los “picos” de producción. Y las barricas de tueste medio donde suavizar la cariñena.

“Un viñedo : una barrica”. Bajos rendimientos, se busca calidad.

Llum d’Alena  2017 Ví de Vila. Base Garnacha y cariñena.Aagricultura ecológica, viñas más jóvenes propias, 40 años de edad en Gratallops. Mineral, redondo, equilibrado el alcohol, 16%.  Aromas florales, fruta negra, y toques herbáceos. Cálido en boca, toque dulce y buena intensidad. Un vino amable.

D’iatra Ví de Vila. Cepas de 50 años : Base de Cariñena, garnacha y cabernet sauvignon. Remontados manuales y la crianza de 12 meses en barricas de roble francés nuevas y usadas. Frutal, aromático, fruta negra. En boca, mineral, redondo, toque de dulzor. Un vino más clásico que envejece en barrica. Representativo.

En Gratallops el viñedo plantado de cariñena a distintas alturas, las raíces profundas rebuscan el agua. Son 5 partidas que dan un bajo rendimiento a un vino complejo y auténtico. (2015) Mineral no vegetal “el raspón no interesa”. Un vino para paladear y compartir.

Torroja Ronçaval Cariñena,viña singular de Torroja del Priorat; el mismo concepto con 5 partidas. Envejece en barrica nueva. Agricultura biodinámica, crianza de15 meses en una barrica de 225 litros de roble francés nueva. Vino más serio, recio, tánico. Frescura en boca. Equilibrado. Largo.Propio del terroir y micro-clima.

5 partidas,Gratallops. Cariñena 100% . Aromas a fruta madura, notas floral, mineral. En boca potente, tánico, fresco. Finura y persistencia. Un vino para degustar y compartir.

Cal Batllet, referencias

Abandonamos esta comarca por El Lloar atravesando un precioso valle surcado por el río Montsant, a cada curva nos asomamos, viñedos en ladera, una gran bodega aparece en este entorno natural-

Bodegas Familia Torres

Ribera del Miño

Rías Baixas Condado do Tea, O’ Rosal

Los vinos Rías Baixas adquirieron su prestigio en la década de los ochenta con la variedad Albariño y su Denominación Específica, sin embargo no fue hasta 1988 cuando se convirtió oficialmente en la actual Denominación de Origen Rías Baixas, según los requisitos de la Unión Europea.

Desde entonces el crecimiento ha sido espectacular, más de 5.000 viticultores cultivan la tierra con las variedades permitidas: uva blanca reina de Galicia: Albariño, y las locales loureira, treixadura, godello, torrontés, caíño blanco. Las variedades de uva tinta admitidas por el consejo Regulador: espadeiro, caíño tinto, loureiro tinto, mencía, sousón, brancellao, pedral y castañal.

Si bien el minifundio sigue siendo la forma predominante de cultivo, muchas son las bodegas que han ido reuniendo parcelas y unificando criterios, siempre fieles a la filosofía de la región. Viticultura tradicional, viñedo en parra – alguno vamos viendo ya en espaldera- tan característico e identificativo del paisaje gallego. independientemente de estar certificada como ecológica, el trabajo de poda y vendimia se realiza a mano. Este esfuerzo se conjuga con la innovación e investigación de modernas instalaciones de muchas de las bodegas de la región. Sorprende la cantidad de parcelas con un puñado de cepas dispuestas junto a la casa rural, cultivo de carácter familiar que no se ha abandonado, una cultura sin duda muy orientada al campo. Galicia, tierra de emigrantes ha conservado sus raíces, su terruño, su tradición. Esta particularidad del apego al campo de labor -la vid y la huerta- se traduce en explotaciones familiares en continuo crecimiento regentadas por la generación del emprendimiento muy consciente del valor que han heredado.

El clima atlántico suave, cálido en verano, frío y lluvioso en invierno sin ser extremo le confiere esa singular acidez, el aroma frutal a la uva, y ofrece al visitante bellos parajes de intenso verdor. Los días afortunados de sol cada vez más frecuentes, despiertan los cinco sentidos, aromas de amplios matices florales, sabores frutales en ocasiones minerales, el terruño recogido en una copa limpia y brillante… oro blanco.

Adega Rubén

Comenzamos las visitas de esta subzona Condado do Tea, de suelo de granito bañado por el río Tea, afluente del Miño cuya ribera marca en confín del territorio español. Del otro lado el Alvarinho portugués compite con sus ribetes verdes en las adegas de la ruta lusa del vino.

El municipio de Ponteareas, Vila do Corpus, es conocido por la festividad del Corpus Christi. El pueblo se viste de mantos de flores de colores, acacias, mirtos, magnolias, cuyos pétalos cubren los suelos y alegran esta fiesta religiosa tan popular.

Tomamos el camino más dificultoso desde la carretera, un camino ascendente en penumbra por las copas de los árboles nos adentra en una aldea, el campo y las casas rurales se extienden sin orden por las laderas, ascendemos hasta la planicie y entre la espesura, descubrimos admirados un amplio viñedo despejado de cualquier otra vegetación. Rubén, el productor, nos recibe a las puertas de la bodega reconstruida mientras su padre saluda a su paso de la viña a la bodega. La plantación data del 1890, ya los abuelos producían vino para el autoconsumo, y actualmente la producción ha alcanzado las 50.000 botellas, integramente albariño que sirve al mercado español y extranjero.

Adega Rubén

Las líneas de cepas dispuestas en espaldera se extienden en un total de 5 hectáreas de norte a sur. Desde lo alto de la bodega divisamos Ponteareas, la civilización, tan cerca y tan lejos, respiramos el dulce verdor salpicado de flores de colores que rompen el orden del bello jardín decorado con un pazo de piedra, una fuente “creo que era del Parador de Baiona”, explica Rubén mientras la brisa airea los sarmientos de las vides levantadas que huyen de la humedad, “el rendimiento es de 0,63-0,64 , el grano de la albariño es pequeño, tostado y son necesarios 1.200 kg por botella” señala, los fitosanitarios se prohíben y se debe cuidar mucho la planta. El clima algo más extremo que en la subzona del Salnés, tan mencionada en Condado de Tea, aquí los vinos son de menor acidez y mayor grado alcohólico.

El consumidor tiene en mente el vino del año, “hace años se cambió, las grandes hicieron esto para sacarlo” explica el productor, químico de formación. Estamos con el 2021, un año extraño de escasez unida a la pandemia. La vendimia fue en septiembre entre el 5 y el 15, “el año más temprano fue en el 2011 recogieron la uva el 25 de agosto.” Llegaron a una graduación alcohólica del 13%, la subzona es similar en clima al Rosal –más atlántico este último- de fríos inviernos y cada vez más calurosos meses estivales, lo cual facilita la obtención del alcohol y resta acidez, haciendo referencia a la subzona del Salnés, por su reconocimiento y producción.

Villa del Corpus

En la bodega el albariño permanece 5 meses en depósitos de acero inoxidable y 2 meses más en botella. Cuenta con varias marcas de vino destinado a la hostelería, el etiquetado va cambiando de diseño a petición del cliente, de esta forma comercializa su vino renunciando a su nombre. Es una opción muy particular en la zona que ensalza las fuentes de marisco y pescado de los restaurantes de renombre en la capital y otras localidades de España.

Sin embargo, en el papel de etiquetado descubrimos el vino propio de la adega, dorado sobre negro: Vila do Corpus de uvas seleccionadas de viñas situadas en la ladera del monte “A Picaraña”, en el corazón del Condado, fermentación sin hollejos en depósitos de acero inoxidable a una temperatura controlada de 16ºC. Continuos trasiegos le otorgan esa brillantez y mantiene una acidez equilibrada en parte gracias a las levaduras seleccionadas, las mismas utilizadas durante veinte años. Producción: 50.000 botellas de media anual.

Limpio y brillante de color amarillo pajizo, de aroma intenso a fruta blanca, se aprecian las notas del albariño, en boca resulta largo, untuoso, de equilibrada acidez y graduación. Agradable postgusto a fruta fresca.

El Baixabén de uva procedente de viñas viejas de más de 50 años, aquellas de la finca de la abuela, se despalilla y realiza la maceración y posterior desfangado. Se producen alrededor de 20.000 botellas. Más amplio y aromático, representa la fruta con una acidez equilibrada. Un vino gastronómico que despliega sus aromas en un final fresco y agradable.

Bodega Corisca

La típica bodega rural ha sido reformada y ampliada conservando la piedra y los sólidos materiales de la tierra. Nos encontramos en la finca Malladoura en un valle privilegiado de temperaturas suaves en la ribera del Río Miño entre Tuy y Salceda de Caselas, un enclave rodeado de montañas que parecen destinadas a proteger el viñedo. Cinco hectáreas de minifundios fusionados en un proyecto común en dos parcelas de cultivo ecológico. Natalia nos aguarda a pie de viña situada frente a la bodega, “empezamos de cero en el 2009 en plena crisis” con la apuesta de plantar las variedades autóctonas y respetar al máximo el medio ambiente. El  padre viticultor comenzó a elaborar albariño en los años ochenta, una hectárea y media que fue adquirida “a cachitos” explica, hasta dieciséis. Tres hectáreas de viñedo ecológico se elevan a 200 metros sobre el nivel del mar, el suelo granítico permite la filtración del agua y le otorga al vino esa singular mineralidad de la comarca.

Vistas al viñedo, Adega Corisca

En total junto a la finca Muiño de 2 hectáreas se producen 12.000 botellas al año destinadas en su mayor parte a la exportación, Europa, EEUU, Canadá, Australia. Le gustaría ampliar aunque mantenerse en la producción de vino ecológico ya supone un logro.

El término Corisca, que da nombre a la bodega y al vino desafía a los malos presagios, significa ventisca, lluvia y granizo a un tiempo.

Otra gran preocupación es la amenaza de las enfermedades de la planta que se cultiva en espaldera y en la otra finca en parra a modo tradicional para preservarla de la humedad. El mildiu se trata con cobre y azufre en mínimas cantidades, directamente en la hoja. Sin embargo alguna cosecha se echó a perder, “ni los chamanes acertaron”, se lamenta la productora, porque haberlas haylas, el temor a la humedad se suple con el tratamiento natural de la vid, en un proyecto destinado a ser rentable. La 2021 fue una añada complicada “con mucha agua fuera de tiempo”, al final es la experiencia con el método “prueba / error” el que permite que se vayan tomando decisiones día a día.

El bajo de la casa lo ocupa la bodega, una moderna prensa neumática en el exterior sustituye a la antigua prensa rústica que se acoplaba bajo los dos salientes de piedra de la pared, el procedimiento no podía ser más sencillo…y rudimentario, un tronco levantado con ayuda animal, aplastaba la uva al caer con todo su peso sobre una cuba de vendimia.

Muro de la bodega Corisca

Hoy día la uva recogida en cajas se despalilla y pasa por el tubular de frío, a 12º C, la fermentación se realiza en cada depósito, la parcela más antigua aparte. Antes del prensado el añadido en sulfúrico es mínimo “de esta forma quitas el moho” comenta, y también antes del embotellado (cantidad menor a 90 ml). En la parte superior de la casa una amplia sala destinada al enoturismo, asoma desde sus amplios ventanales al viñedo circundado de frondosa vegetación.

En la otra finca de dos hectáreas Muiños, la cepa se dispone en parra con 6, 7 yemas, la poda en verde se realiza entre mayo y junio. Sorprende la hierba en las líneas, “no se ara se deja crecer aunque da mucho trabajo cortarla”, han renunciado a las ovejas, no obstante un corral de pequeñas gallinas “kikas” alegran el viñedo y producen huevos de pequeño tamaño. Árboles cargados de magnolias y rosas tempranas rompen la armonía cromática iluminando de colores este bello paraje.

Finca Muiños

Corisca 2019 vino ecológico 100% albariño con maceración de 3 meses en sus lías.

Color amarillo pajizo, limpio y brillante. Aromas a heno y fruta blanca, recuerdos de uva madura y fondo mineral. En boca es fresco, equilibrado y lleno de fruta, recuerdos a manzana reineta, final largo y fresco.

Corisca 2019 crianza en lías durante 12 meses de cepas viejas de la Finca Muiño.

Señorío de Rubiós

Nos encontramos al sur en la subzona Condado do Tea, el Miño delimita la frontera con Portugal, tan cercana en terreno y cultivo donde la misma vocación viticultural conforman la eurociudad formada por Salvatierra y Monçao.

Existe una gama de uvas también tintas que hoy se intentan rescatar. El terreno, muy mineral de los viñedos de esta bodega de tamaño medio se reparte entre la montaña a 700 metros y el valle del río a 200 m. La plantación frente a la bodega se dispone en parra y tiene sujeta los brazos con un macarrón biodegradable, “esta es la manera tradicional de plantar” explica Ana, tercera generación de una familia de viticultores. Comenzaron con 57 socios y ahora son más de cien en este proyecto que incluye además un hotel de enoturismo de 4 estrellas y restaurante de cocina de mercado.

En el proyecto siguen un programa integrado de la UE de materias activas menos nocivas, de esta forma se limita el uso de productos nocivos sin llegar a la “locura del cultivo biodinámico”. Dentro de la diversidad, también cuentan con un vino certificado ecológico.

Sin embargo, la producción de medio millón de botellas necesita más uva, hecho muy común en esta bella tierra, y se debe concienciar a los viticultores de la importancia de seguir estas prácticas, para lo cual se imparte formación. En la comarca, en realidad en toda Galicia, apreciamos el cultivo predominantemente minifundista diversificado con la huerta y algún árbol frutal que decora el jardín de las casas. En Galicia es difícil desprenderse de la propiedad, y es que “al gallego no se le quita una cepa” puntualiza Ana con humor. Trabajar la tierra es parte de la cultura rural por esta región, terreno no cultivado se lo come el monte.

Cepas en parra, Adega Señorío do Rubiós

En Señorío de Rubiós cada viñedo recoge una variedad, la uva llega de la vendimia a la bodega en cajas de 17 kg por separado, entra en la despalilladora y continua su trazabilidad. La uva blanca genera vinos de cosecha, tras el prensado el mosto va directamente a los depósitos de acero inoxidable: las mezclas y los monovarietales. La uva tinta entra en los depósitos de base cónica para desechar fácilmente la pasta. Se realizan remontados con bomba para facilitar la extracción de los taninos; sin embargo, con el fin de mantener la esencia de la uva, la madera no se utiliza en la crianza.

Algunas referencias de tintos terminan de afinarse en botella y  predomina la tendencia de un vino de corte atlántico que se aprecia más en el extranjero. Hay una pequeña producción de vinos espumosos Condado Brut y Brut Nature cuya elaboración, algo costosa, sigue el método tradicional champenoise.

Asistimos al proceso de envasado y taponado…con rosca! “Hay que adaptarse a lo que pide el mercado” y el importador de EEUU exige botella de vidrio transparente y tapón de rosca. El corcho portugués se carga en la misma máquina que continua sin descanso el proceso en un recorrido circular.

Señorío de Rubiós cuenta con una amplia sala de catas con los premios recibidos expuestos sobre las blancas paredes. Los jóvenes asistentes atienden a cualquier requerimiento del visitante con profesionalidad, es de agradecer.

Señorío de Rubiós

CATA:

*Señorío de Rubiós 2021 Albariño 100%

“La cosecha se quedó corta y por eso se saca al mercado, con un mes en botella”.

Limpio, aromas a fruta blanca, de hueso, mineral. Marcada acidez propia de la variedad, muy reconocible.

Señorío Condado de Tea 2021 Treixadura y Albariño 70%, loureira, godello y torrontés el resto.

Floral, manzana reineta, piña. La treixadura le otorga esa redondez del condado bien elaborado. Más gastronómico

En la línea “Manuel d’Amaro”, el socio viticultor representa lo que quería transmitir en las etiquetas con una frase para cada vino:

2018 Loureira blanca 100% Vino muy expresivo. Fruta, amable en boca, acidez típica. Necesita periodo de maduración.

Manuel d’Amaro con 5 meses sobre lías. Más cremoso, fruta madura integrada. Un vino con nombre propio, los 13,5% alcohol le dan cuerpo sin perder la fruta.

Tintos Condado y Manuel d’Amaro

Tintos monovarietales:

Pedral 2015 Variedad autóctona tinta pedral del Condao do Tea desde 2011 en la D.O. Rías Baixas.  Rojo oscuro con ribete rubí. Especiado, mentolado, recuerdos a tierra húmeda.

Souson 2016 o retinto, un poco reductivo al principio, se abre y nos ofrece aromas a fruta madura. Tanino más redondo y mineral.

Condado tinto 2018 14% coupage: brandellao, sansón, caiño tinto, espadeiro. Riqueza aromática que sorprende. Toques afrutados, alcohol integrado, equilibrado, final etéreo. Un vino atlántico, complejo, muy logrado.

Brut Nature, condado espumoso sin azúcar añadido, 1 año en botella que afina la burbuja, muy sutil. Fruta y panadería. Redondo y expresivo. Un espumoso que puede muy bien acompañar la comida.

Adega do Ricón

El cielo se abre entre las frondosas colinas resaltando la intensidad cromática del monte, un tramo de autovía nos da un respiro en la conducción de caminos y sendas por los concellos por el que el navegador nos conduce sin distinguir carretera de camino. La casa familiar alberga una pequeña bodega con los depósitos y barricas en la misma sala. Adrián llega presuroso a última hora de la tarde, cuando el trabajo lo permite, comparte dedicación en otra bodega, “lo que gano allí lo invierto aquí”, explica. Se crio en las viñas y fue adquiriendo terreno hasta 14 fincas para plantar y elaborar su propio vino, poco más de 2 hectáreas embotelladas con sello propio:

Ricón, “por el apellido de mi abuelo que plantaba albariño”, antiguamente las cepas rodeaban la huerta en su periferia y compartían otros cultivos de hortalizas. Por lo general, sus vinos captan la esencia del terruño, suelo de granito arenoso, sábrego.

La uva blanca fermenta en inoxidable y se deja un tiempo en botella. Adrián es partidario de no manipular, “al abariño le va bien el tiempo”. Probamos directamente del depósito el Ricón blanco 2021 de 13,2% y marcada acidez, amarillo con notas verdosas, fresco y frutal le faltan los 6 meses en botella y “así no se fuerza”.

En su pequeño laboratorio realiza los análisis y la quiebra proteica la manda comprobar. Ricón blanco con la mezcla de Albariño, Loureira, Treixadura y Godello se vinifica conjuntamente, es suave y frutal, más amable en boca. Un vino ligero fiel al terruño.

La micro-bodega cuenta con varias líneas de vino, las cepas más viejas de variedades tintas, Mencía, Souson, Caíño tinto. Ricón tinto 2021 añada difícil, realiza la crianza en barrica, probamos su ligereza y cuerpo, alcohol integrado, pero aún le falta recorrido.

Descubrimos un ánfora de “Orange Wine” escrito en tiza, a base de albariño. La uva fermenta 6 días en sus pieles y se deja al menos 12 meses. Rico en matices, color dorado que evocan al Jerez, boca consistente, orejones… “un vino para mover la copa”, de gran potencial, acertará en aumentar la producción.

Crianza en Adega do Ricón

Un pequeño contenedor de acero esconde bajo la tapa el “velo de flor” que cubre el vino de crianza biológica, nos explica: mitad añada 2018 y 2021. De seguir investigando, se olvidará de las añadas cuando pierda la cuenta de su pequeña solera. Y va por los 3 años.

Otro “experimento” el tinto Ricón cuya fermentación se ve interrumpida con 80 gramos de azúcar residual, y al que además le añade aguardiente. La cata nos despista, recuerda a uva sobremadura, “caramelo de anís!”.

Cata en la tienda degustación Ricón

En el Bar-almacén catamos los vinos afinados en botella. La línea Anne en honor a la hija del productor: Anne 2017, albariño, loureira y treixadura. Dorado brillante, 12 meses en depósito sobre sus lías, sedoso, gustoso.

Una sorpresa más, destapa la chapa del espumoso método Ancestral 2021 sin añadidos, burbuja sutil que forma corona, todavía falta afinar dejamos que evapore el exceso de carbónico y degustamos un vino espumoso cremoso y chispeante con toques de panadería y aun así conserva la fruta.

Adrián firma sus etiquetas como Vino de Autor, es consciente que tan sólo la línea Rincón, blanco y tinto entrarían bajo el amparo de la Denominación. Seguirá investigando y acotando resultados.

As Laxas

En la localidad de Arbo los viñedos asoman a carretera en ascendente colina dentro de un marco natural privilegiado: en lo alto el último viñedo protegido de los vientos norteños, de la otra parte al sur, los montes de Portugal y a pocos metros atraviesa el río Miño que separa ambos países. El turismo enológico se funde con el de naturaleza fluvial, la pesca de la apreciada lamprea compite en el menú con el salmón y otros platos caseros donde tampoco falta el churrasco. Pazos de piedra y casas grandes dan nombre al concello, con cuatro parroquias nos asegura el paisano del restaurante. La moderna bodega circundada por 60 hectáreas de viñedo propiedad familiar comenzó a elaborar vino en 1975 de la mano de doña Carmen, producir para comercializar en aquellos años junto a sus hijos. Hoy su viudo trabaja el campo al pie de la colina de forma pausada y sonríe a nuestro paso, “muchas mujeres hay en la bodega” comenta divertido. Nuestra guía Andrea, relata el origen y crecimiento de la producción de los vinos Albariño y Condado que han procurado un medio de vida al pueblo, «gracias al emprendimiento de esta mujer pionera en su tierra».

Existen 12 bodegas reconocidas en Arbo, cuyos frutos permitidos por la D.O. Rías Baixas etiquetan con el apellido de la subzona Condado do Tea. La acidez que le da la Albariño se suaviza con la Treixadura y aromatiza con la Loureira.

Vistas del viñedo y los montes de Portugal desde As Laxas

El viñedo crece en parra no sólo por continuar con la sabia tradición de la zona, también es importante el espacio para trabajar y que la cepa crezca más libre y no se estrese “porque la uva también se estresa”, comenta la joven guía. La poda se realiza en invierno y de nuevo refluye la salvia y brotan las yemas, hasta la foliación en primavera. Un muro de piedras “laxas” separa la bodega del viñedo ascendente, el corte natural nos permite ver el subsuelo de granito por donde se filtra el agua.

La familia Simón Ferro produce actualmente cerca de un millón de botellas, entre el varietal Albariño Laxas y Val do Sosego y el Condado Laxas suman casi la totalidad de la producción. En los depósitos de acero inoxidable de 15.000 litros se realiza la fermentación durante 15 días, se filtra, se trasvasa de nuevo.

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La labor de la bodeguera trasciende con la investigación, “es muy buena y le dan la libertad de experimentar”.

Tres son los vinos singulares procedentes de tres fincas 100% albariño:

Viña O Pucha, realiza maceración previa a la fermentación.

Viña Ponte Cabaleiros, en las terrazas a 80 metros de altitud, de poca producción y mucha calidad. El mosto lágrima de mayor calidad se destina a este vino, se realiza el batonage con sus lías.

Viña Tixoxa a 150 metros, en lo más alto. Tras la fermentación en acero permanece nueve meses en barrica de roble francés.

En el interior de la amplia bodega se respira calidad, el Consejo Regulador realiza visitas periódicas y sólo después de realizar las pruebas facilita las “tirillas”: D.O. Rías Baixas.

CATA:

Laxas 100% albariño, es el vino más representativo junto al Condado. La acidez es más suave que en el norte (Salnés). Color amarillo intenso con brillos dorados, limpio. Aromático y frutal. Muy agradable en boca, recuerdos frutales.

Condado Laxas albariño, treixadura y loureira. Amarillo pajizo, limpio, amplitud de aromas fruta exótica, herbáceos y mentolados. Suave y ligero en boca con una sutil acidez que deja un final fresco y muy apto para degustar con la gastronomía local.

Se elaboran otros vinos con la variedad tinta Mencía y un espumoso Brut con el albariño como vino base y 8 gramos de azúcar.

La sala de catas asoma al sur hacia el valle que surca el río y en el horizonte los montes de Portugal.

Pazo Pondal

Bodega Pazo Pondal

A escasa distancia, en la Ribera del Miño encontramos fácilmente la bodega familiar en el margen derecho de la carretera. El camino de suave pendiente descubre los viñedos en una superficie en torno a las 13 hectáreas. La casa de 1998 alberga un hotel de enoturismo además de oficinas, sala de catas y bodega. La temperatura local es la más cálida de la Denominación y el terreno arenoso rodeado de vegetación y plantas aromáticas, otorgan una singularidad a los vinos, más estructurados y con más graduación alcohólica, “también por el cambio climático” explica la guía Patricia, “cada vez nos va pidiendo más altura”.

La producción, 400.000 botellas al año no pretenden crecer a nivel bodega industrial y sí en el cultivo y elaboración de vinos ecológicos. El matrimonio “Emilio y Olivia son los mejores embajadores de sus vinos por el mundo”, no en vano la bodega exporta a 30 países, entre los cuales México y EEUU. En viña se utilizan «0» herbicidas y en bodega apenas se utilizan añadidos, los gases como el nitrógeno inertizan. En cuanto al sulfuroso, los vinos jóvenes no pasan de 60g, 70g.

Tres son los Albariños:

  • Lenda Joven
  • Leira con 4 meses en lías
  • Pazo Pondal de cepas viejas, 50, 60 años, quizá el vino más emblemático de la bodega cuya producción abarca un amplio abanico.
Vinos en botella Pazo Pondal

Condado Miña Vida “es el vino de aquí”, de la subzona, albariño y treixadura. Esta última variedad es más escasa, representa la tradición, que muestra en su etiqueta con la imagen de dos ancianos en la viña.

La bodega elabora un varietal Godello y un Cuvée Pazo Pondal, “se va probando”, comenta la guía; por su parte, el enólogo Ramón Valls investiga y trae la experiencia de otras regiones, otras bodegas. Se deja en crianza en barricas de roble francés durante 14 meses y en botella  mínimo 2-4 meses antes de salir al mercado. Llama la atención un vino rosado Olivia, de uvas blancas, albariño, treixadura y otras que no desvelan, y de las tintas sousón y pedral se prensan juntas, el resultado un color cebolla casi transparente, con una imagen más cuidada, “ha tenido buena acogida” a pesar de la pandemia salió al mercado en el 2019.

CATA: Pazo Pondal, reconocible por su aroma frutal, pera, cítricos, al abrirse resulta más expresivo. Elegante paso en boca, algo untuoso, acidez equilibrada final fresco. Vino con cuerpo y persistencia.

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Avanzamos desde el interior por la ribera del río Miño, la orografía del paisaje se hace más suave y las colinas contorneadas. En la otra orilla la vecina Portugal recorre la ribera en una ruta de enoturismo de bodegas y degustaciones de alvarinho desde Monçao a Mengaço, y hacia el sur la ruta de los vinos verdes, verde ribera en el paisaje…verdes ribetes en la copa.

Ruta de Vino Portugal

Terras Gauda, D. O. Rías Baixas O’Rosal

Tierra alegre, ya debió serlo desde los tiempos de la Roma clásica. La bodega se extiende por el valle protegida por el monte del viento norte y de la brisa atlántica. Un total de 160 hectáreas reunidas por la familia Fonseca, empresa que a pesar de su crecimiento ha sabido conservar la filosofía del cultivo de la tierra.

Bodega Terras Gauda

El terruño de esquisto de pizarra marrón le otorga esa mineralidad, nuestra guía Inés recoge del suelo una muestra, la lluvia se filtra y permite a la uva desarrollar su potencial con el máximo de horas expuesta al sol. Las cepas se disponen en espaldera según el criterio del primer enólogo Sr. Hidalgo, llega a levantar hasta 180-200cms, atado en espaldera siguiendo el sistema guyllot. El trabajo en el campo se realiza a mano, si bien el espacio entre las líneas permite el uso del tractor.

En la bodega diferenciamos los grandes depósitos de acero inoxidable de los fudres de roble francés de 1500 litros que facilitan el batonage -dos o tres veces por semana-. En las barricas tradicionales de 225 l. se realiza la fermentación maloláctica, y reposa en los depósitos de acero.

Línea de envasado y empaquetado

Sorprende la línea de envasado que encontramos activa en pleno funcionamiento, la oxigenación de la botella, el relleno del vino brillante de reflejos dorados, el rápido encorchado y etiquetado. Tres trabajadoras supervisan cada botella antes de colocarla en la caja de cartón, ágil y meticulosa labor que desplaza a la tecnología.

Fudres y «lecheras» para la investigación

La bodega desarrolla un programa de I+D+i tanto para la elaboración del vino con nuevas técnicas como por seguir las exigencias de calidad en procesos y elaboraciones.

Tres son los vinos que ofrece la emblemática bodega, si bien no deja de evolucionar con otras elaboraciones. La investigación queda patente en la sala de micro-depósitos destinada a ello: lecheras de vino. Encontramos junto a este espacio destinado a la investigación, dos ánforas de arcilla de origen italiano, sin duda una evolución en los materiales menos porosos que la arcilla común. Según explica la guía, existen hasta 115 variedades del clon de uva albariño del terreno, para la selección aguardaron hasta 3 años y dio lugar a 35 variedades de entre las cuales se escogieron 5 de albariño.

Los tres vinos blancos que se elaboran y comercializan poseen un brillo intenso en parte por la estabilización tartárica a -2ºC y posterior trasiego. El grado alcohólico es de 12,5% según etiqueta.

Abadía Albariño 100% color limpio y brillante amarillo albariño, fresco y aromas a fruta, acidez propia de la variedad, final fresco.

Terras Gauda: Abariño 70%, Caiño blanco 22% y Loureiro 8% Complejo en nariz, floral, fruta tropical, melocotón, nota balsámica. En boca, no pierde la fruta y la frescura. Sutil untuosidad, envolvente, recuerdos a laurel. Longitud. Un vino equilibrado, con mucha estructura. Quizá el vino más representativo de la bodega, la esencia del Rosal.

Terras Gauda etiqueta negra en su paso por madera deja tostados, la complejidad aromática despliega una multiplicidad de matices. Sabroso, envolvente, largo…grande.

La Mar Caíño blanco 97% tiende a mono-varietal, muy interesante la variedad, si bien poco rentable, sabrosa, salina con recuerdos a mar. Color oro brillante, deja lágrima. Evoca los puertos pesqueros de la costa. ¡Muy gallego!

Cata en Terras Gauda

El curso del río surca el valle, el cielo se abre y se funde con el océano en el confín de una tierra que nunca se abandonó, de emigrantes devueltos a terruño, a sus raíces. Galicia infinita, abierta y recogida.

Ambas subzonas están marcadas por el curso fluvial del Miño hasta su desembocadura, y su afluente el Tea. Entre los bosques y valles poblados con casas rurales dispersas, el municipio de Mondariz alberga el Balneario que le da nombre desde 1890. Columnas de piedra y hiedra esconden la fuente termal de Gándara, agua de manantial, “huele a huevos podridos pero es muy beneficiosa para el riñón”, declara el paisano, el sulfúrico le confiere ese sabor punzante de las aguas naturales, de tomarse bien fría refresca y apetece.

Fuente Gandara, Balneario de Mondariz, Pontevedra

La otra fuente es para el estómago, apta para la digestión pesada. Y hablando de digerir, por estos lares todo manjar resulta fácil y ligero, pescado fresco, moluscos, verduras, grelos, berzas, el caldo que atempera al tiempo que alimenta… Hasta que nos topamos con un churrasqueiro, las carnes a la brasa son de abundante ración, el codillo con cachelos y verduras un plato apetitoso y jugoso, la carne se despedaza tierna y el aderezo, que no es tal, de verdes grelos y cachelos, quizá alguna alubia escapada del caldo. Por qué no acompañar con un vino blanco local, el Condado o el varietal treixadura. Perfecta comida casera invernal. ¿Y el pulpo? Está muy caro nos dicen, cómo ha subido, nunca defrauda, las taperías y pulperías sirven las gruesas rajas de tentáculos sobre la tabla con el aliño conocido de pimentón, sal gorda y aceite.

Zamburiñas + treixadura
Pulpería do Camino

Zamburiñas con aceite de ajo-perejil, muy asequibles, acompañadas de albariño, gran acierto. El marisco llega abundante y fresco los meses con “r” y sin embargo, en el pequeño mercado de abastos, los puestos están cerrados y los expositores de resbaladiza piedra vacíos. La carnicería ofrece algunas piezas, churrasco, picaña, ternera, y el mismo carnicero embotella agua en los vistosos frascos verdes del agua local Mondariz. Los pesqueros no salen a faenar y en Porriño han salido los transportistas colapsando la autopista en señal de protesta por la subida del gasoil.

Nos hacemos con unos buenos quesos de leche de vaca –también la echamos en falta, la leche fresca-, decíamos el queso de Arzúa, el plano, el famoso tetilla y el ahumado. También encontramos queso azul el Savel de leche cruda, sabor fuerte y gustoso.

Galicia, tierra húmeda y acogedora, tradición preservada por sus propios paisanos. Se resistieron a abandonar la cepa, y aquellos que regresaron y la encontraron erguida, en parra, aguardando.

Riviera Ligure di Levante

Riviera Ligure di Levante (IGT)

Atravesamos la ciudad portuaria de Génova por la carretera elevada de Aldo Moro, modernos edificios ocultan el centro histórico de viejas casas y palacios barrocos, a la derecha el enorme puerto da cabida a cruceros que confunden al viajero con modernos edificios. Un galeón de época nos hace girar la vista en el puerto deportivo junto al Acuario, el Museo Galata, y a la derecha vemos las fachadas de casas residenciales blancas y rosas.

Porto Antico, Génova (Italia)

En el Porto Antico flanqueado de palmeras el tiempo se detiene, los viandantes disfrutan del sol primaveral por la Calata Falcone e Borsellino, con el Palazzo de San Giorgio al fondo. Finalizado el semicírculo avanzamos según nos permita el indómito tráfico por el Corso Italia hacia el Quarto del mille y Quinto al mare, barrios residenciales abiertos al mar, numerosos baños, “lido” y clubs con pequeñas playas privadas. La Via Aurelia atraviesa pueblos costeros sobre roca como ReccoSanta Margherita y Portofino, cada vez más empinados, cada vez más inaccesibles, villas señoriales escondidas tras las flores y palmeras con espléndidas vistas al mar.

En Rapallo respiramos la brisa en el paseo marítimo y en la enoteca «Cantin-a-du-pusu» Giovanni nos pone al día en variedades de uva y bodegas locales del Levante. El cielo se cubre lentamente, en el interior de la provincia La Spezia en Sarzana, las laderas de aluvión y verdes plantas se encuentra la Azienda Agrícola Santa Caterina, Andreas Khilgren aguarda por los viñedos circundantes entre su casa y la bodega. La tradición de la familia y la experiencia de los campesinos dan lugar a una viticultura particular, vinos que respetan al máximo la naturaleza, en la tierra y en la elaboración de estos vinos de autor. Su filosofía se basa en la mínima intervención en el vino, “no hay vía intermedia” declara el productor, hasta el punto que la bodega no cuenta con la Certificación biológica, tan extendida en Liguria, ni está obligado a aplicar los métodos y productos del mercado “bio”. Andreas explica estas consideraciones bajo una lluvia fina que cae como la tarde primaveral, nos recogemos en la pequeña bodega no sin antes observar la cepa y las plantas aromáticas, tomillo, cantueso, salvia. El grano se analiza y se prueba la vermentino entera con las pepitas, es crujiente y denota esa característica salina por su proximidad con el mar.

Vino Poggi Alti/Vasijas de gres

Primero se prensa muy lentamente para después trasvasar y en ese momento delicado “se hace una trampa”, nos confiesa Andreas, al añadir una pequeña dosis de sulfito y desechar las pieles. Algunos vinos permanecen durante 9 meses de maceración en sus lías.

Sorprende las redondas vasijas de gres para afinar el vino, una prueba de la experimentación del viticultor-filósofo, que desde la tierra practica la agricultura biodinámica. La vinificación se realiza también en hormigón y depósitos de acero herméticos que hace al vino más expresivo. Vinos Liguria di Levante (IGT):

Poggi Alti  (Vermentino, blanco) 14% alcohol. Fermentación con las pieles, antes de Navidad realizar la crianza una parte en barricas viejas de 350 l. y otra en acero durante un año. Color amarillo dorado, notas minerales y fermentativas, salinidad y frescura.

LM  (vermentino blanco) Larga maceración hasta el final de la primavera, se limpia de lías y permanece en vasijas hasta el final de la cosecha.

Rosato Liguria di Levante (IGT) variedades: Canaiolo (Merla), Ciliegiolo.

Tinto Vino Rosso: Canaiolo (Merla), Sangiovese, Ciliegiolo. Maceración en lías, un año en tonel de 350l. y año y medio en botella. La proximidad con la Toscana se manifiesta en las variedades.

El tiempo transcurre sin prisas en Santa Caterina, abandonamos la propiedad del matrimonio Khilgren hacia Cinque Terre (DOP) antes de la puesta de sol. Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola e Riomaggiore, declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1997

Cinque Terre DOP

…la carretera trepa por las terrazas de viñedos en una pendiente trepidante hasta la última “tierra”. Luciano Capellino hace señales en el cruce. Caminamos entre las líneas de altas cepas sujetas en guyot, un claro con una caseta asoma al inmenso mar sobre muros de viñedo vertiginosos que hacen perder la vista en el horizonte difuminado, por un momento un rayo ilumina el paisaje lleno de color.

Azienda Agricola Capellini, Cinque Terre (Italia)

“En verano se hace intransitable con los excursionistas” y sin embargo la labor del viticultor es ardua, en la recogida hasta la bodega cargan a la espalda la uva pendiente arriba y abajo. Las terrazas con paredes de piedra seca ascienden a más de 300 metros sobre el mar. Luciano explica la tradición en la siembra en esta parte del litoral conocida mundialmente, “nosotros marcamos la regulación” con las variedades autóctonas, por ejemplo de la mezcla del vino:

DOP Cinque Terre, Bosco 70%, Albarola 20% y Vermentino 5% color amarillo pálido con reflejos, aromas entre minerales y salinos de la brisa marina. En boca es intenso y fresco, expresa el terroir. Grado alcohólico: 13%

Sciacchetrà, vino pasificado de las variedades: bosco, albarola y vermentino.

Sciacchetrà

La uva expuesta al sol y después ventilada ha fermentado durante 21 días, separada del vino y despalillada a mano, se han impregnado del mosto y reposan ahora al fondo de una garrafa que se rellena con vino obtenido anteriormente al Sciacchetrà, y así reposa durante una horas. Se estruja y filtra mediante trasvases en una crianza de al menos 7/8 meses. Al final de agosto se realiza un control para pasar a embotellarlo.

Color ámbar intenso y brillante, aromas de frutos y plantas aromáticas, en boca intenso y sabroso, retrogusto característico.

Cinque Terre merece una visita por su belleza paisajística y su sabor Mediterráneo capturado en estos vinos singulares.

DOC Riviera Ligure di Ponente

Via Aurelia, San Remo (Italia)

Liguria, tierra aromática bañada de sal mediterránea, la Riviera italiana recorre esta región entre mar y montaña por los valles y laderas atravesando pueblos costeros turísticos, playas y puertos de pescadores como San Lorenzo al Mare, Alassio, Diano Marina, Finale Ligure, Albenga y de grandes cruceros en las ciudades portuarias de Savona y Génova. La Vía Aurelia, sobre la antigua calzada romana, serpentea por el litoral y nos descubre los palacetes señoriales con plantas cargadas de flores blancas, rosas, azuladas que cuelgan a nuestro paso, Bordighera, San Remo, Imperia, el camino se estrecha en la punta rocosa del Promontorio di Capo Mele y nos asoma de nuevo al mar Tirreno, descubrimos la isla Gallinara, verde montículo que emerge gracioso sobre el mar azul encrespado en primavera, calmo en el calor estival.

A tan sólo unos kilómetros en el interior del golfo de Génova, los cultivos de horticultura comparten terreno con algunas bodegas familiares, minifundios de vid autóctona como la “Cascina Feipu di Massaretti” de 5 hectáreas donde Mirco y Brunella desarrollan el cultivo en tierra arenosa de las uvas: vermentino, pigato, rossese y garnacha local.

Una generación les precede, Agostino y Bice Parodi comenzaron su andadura en los años sesenta del siglo pasado cuando la demanda del Pigato por la restauración en la Liguria fue en aumento, una uva blanca semi-aromática como su hermana la Vermentino la más extendida por toda la Liguria, y de la cual distinguimos por las pintitas en el grano. En la llanura de Villanova d’Albenga, entre cultivo de frutas y hortalizas, Mirco recibe en el umbral del jardín silvestre a pie de los viñedos. En el interior de la bodega, las estanterías de botellas añejas contrastan con las blancas paredes de la rústica hacienda. “Hace 40 años ¡todo era pigato!” Nos conducimos hacia otra estancia con las principales referencias expuestas, de una forma espontánea catamos los vinos según tropezamos con una barrica, una botella, una frasca…

Pigato Massaretti: joven monovarietal, 13% de alcohol. Color amarillo pajizo, aromas florales, hierbas aromáticas. En boca intenso, recuerdos florales y fruta blanca. Posée una marcada acidez que le da una frescura muy agradable.

En su versión La Palmetta, se realiza una mayor extracción, crio-maceración, prensado suave con fermentación a temperatura controlada en depósitos de acero. El resultado, un vino largo y persistente con una acidez punzante. Grado alcohólico: 13’5 %.

Este vino seco y cargado de aroma, frescura, marida bien con pescado y pasta al pesto muy típica en la zona.

La pequeña bodega cuenta con otras variedades autóctonas: Rossese di Campo y Granaccia (IGT Colline Savonese*), una garnacha también denominada “Alicante”, aunque resulta chocante, lo aceptamos como parte del folklore local.

Destacan los vinos dulces passito de gran tradición en la zona, Il Pippo a base de garnacha pasificada en la vid y después en local aireado. Vinificación tradicional primero fermenta sobre sus lías y separado el mosto se fermenta durante 60/70 días. Se embotella pasado un año. Color rojo anaranjado, gusto a cereza madura, guindas, muy goloso para saborear con dulces y bizcochos.

La Bice, dorado proveniente de la pasificación de la uva blanca pigato, despalillado realiza una lenta fermentación con trasvases para eliminar las pieles y limpiar con filtraciones sucesivas hasta que después de un año en octubre se embotella. Dulce muy fino y agradable en boca, recuerda a la uva misma. En el jardín la mujer que da nombre a este dulce vino se acerca a saludar, poco han cambiado en su forma de elaborar los vinos en los campos a un paso del mar.

*IGT Indicazione Geografica Típica

La DOC Riviera Ligure di Ponente, se extiende desde la fronteriza Ventimiglia hasta Génova. Continuamos en la llanura por la pequeña aldea de Bastia d’Albenga atravesamos un laberinto de callejuelas con casas de piedra hasta dar con el caserón agroturismo Biovio de la familia Vio. Aimone Giobatta al frente del negocio familiar considera la «agricultura ecológica una elección cultural». En el garaje los jóvenes envasan el vino y en una mesa del porche cargado de bellas plantas, comenzamos la degustación con un Vermentino, la uva blanca mediterránea, variedad más extendida en toda la franja costera, acompañado de productos locales: aceitunas de Taggia, aceite taggiasca con pan ciappe, tomate aliñado, anchoas, queso pecorino…  Difícil resistirse a la casta cata del vino sin maridaje. Nos dejamos agasajar por una de las hijas, Caterina y su madre Chiara con los ricos aperitivos mientras escuchamos historias de la tradición agrícola local y la descripción de los caldos. En cuanto a los vinos destacamos:

Degustación en Biovio, Bastia d’Albenga

Grand-Pere pigato. Las cepas crecen a escasos kilómetros en cordón, tras la vendimia en octubre, el mosto se fermenta en contacto con las pieles sin añadir levaduras seleccionadas. Crianza de 10 meses en barrica y 4 en botella.

Color amarillo dorado, aromas de fruta madura, albaricoque y hierbas aromáticas. En boca es envolvente, amplio, con una marcada acidez y final largo. Grado alcohólico: 14-14’5%  Muy apto para tomar solo o con los aperitivos de fiambres y quesos típicos.

Bon-in-da-Bon pigato 100% realiza una criomaceración durante 24 horas, prensado suave y fermentación  a temperatura controlada en acero inoxidable. Crianza de 6 meses en barrica y 3 en botella.

Color amarillo pajizo, nariz amplia y perfumada. Gusto en boca intenso, hierbas aromáticas. Grado alcohólico: 14-14,5 % vol.

Aimone Vermentino. Crece en terreno arcilloso, se recoge con anterioridad a finales de septiembre. También realiza una criomaceración durante 24 horas y fermenta en depósitos de acero inoxidable. Crianza: 4 meses. Botella: 2 meses.

Color: amarillo pajizo, reflejos verdes los más jóvenes. Aromas: hierbas aromáticas, tomillo, romero, pomelo, algo mineral. En boca es fresco, sabroso, con una leve salinidad que incita a beber. Grado alcohólico: 13-13,5 % vol.

La bodega cuenta con una amplia oferta de vinos locales tinto de garnacha, tinto y rosado de la variedad rossese di Campochiesa y pasificado a base de pigato, este último muy sabroso, algo perfumado, un passito de color ámbar característico.

Biovio, despacho de vino, envasadora

Vino Pigato Paganini

Cantina Paganini. Proseguimos por la Via Aurelia hasta la localidad costera de Finale Ligure, el mar abierto invita al baño o por lo menos a tomar un helado frente al paseo marítimo. Abandonamos la costa entre las colinas del interior, la carretera se estrecha zigzagueante, nos detenemos a observar las líneas de viñedos dispuestos en terrazas, seguimos ascendiendo con la autopista del sur sobre nuestras cabezas, el camino se hace intransitable en la última curva, Riccardo aparece en una motocicleta y abre la verja de acceso a su propiedad, apenas 2 hectáreas bien aprovechadas, franjas de dos o tres líneas cultivadas de Vermentino y Pigato, orientadas al sol. La familia Paganini, probablemente descendiente del gran compositor romántico, según declara Riccardo, recuperó la tradición vinícola en los años ochenta, y a día de hoy cuenta con una producción rentable siguiendo los métodos naturales. Los instrumentos en el campo son pequeños para poder maniobrar entre las cepas en vaso, técnica idónea en este paraje donde la tierra arcillosa retiene el agua. Se utilizan productos “bio” antioxidantes y un cuarto del límite de sulfitos permitidos, “se debe añadir sulfuroso, siempre interesa”. La vinificación la realiza Alex el joven enólogo en conjunción con el productor, “no debemos fallar en la técnica”, la producción es pequeña pero rentable, 15.000 botellas que sirve principalmente a la restauración y particulares.

Cantina Paganini, Rivera Ligure, Savona (Italia)

Notas de Cata:

Pigato Paganini: Color amarillo pajizo intensidad media, diversidad en aromas, melocotón, musgo. En boca una acidez fresca, de paso amable, equilibrado. Ideal para el aperitivo. Grado alcohólico 14%

Vermentino Paganini: Color amarillo pajizo con reflejos dorados, aromas cítricos, florales. En boca es potente, algo áspero, muy gustoso. Grado alcohólico, 13,5%

Numerosas micro-bodegas y propiedades familiares más o menos desarrolladas preservan la tradición vinícola respetando el medio ambiente y fomentan el turismo nacional de Turín y Milán así como de Alemania y de Francia.

Riviera Ligure di Levante (IGT)

Riviera Ligure di Levante

Cristina

Riviera Ligure di Levante (IGT)

Atravesamos la ciudad portuaria de Génova por la carretera elevada de Aldo Moro, modernos edificios ocultan el centro histórico de viejas casas y palacios barrocos, a la derecha el enorme puerto da cabida a cruceros que confunden al viajero con modernos edificios. Un galeón español de época nos hace girar la vista en el puerto deportivo junto al Acuario, el Museo Galata, y a la derecha vemos las fachadas de casas residenciales blancas y rosas.

Porto Antico, Génova (Italia)

En el Porto Antico flanqueado de palmeras el tiempo se detiene, los viandantes disfrutan del sol primaveral por la Calata Falcone e Borsellino, con el Palazzo de San Giorgio al fondo. Finalizado el semicírculo avanzamos según nos permita el indómito tráfico por el Corso Italia hacia el Quarto del mille y Quinto al mare, barrios residenciales abiertos al mar, numerosos baños, “lido” y clubs con pequeñas playas privadas. La Via Aurelia atraviesa pueblos costeros sobre roca como ReccoSanta Margherita y Portofino, cada vez más empinados, cada vez más inaccesibles, villas señoriales escondidas tras las flores y palmeras con espléndidas vistas al mar.

Cepas y plantas aromáticas, Sarzana

En Rapallo respiramos la brisa en el paseo marítimo y en la enoteca «Cantin-a-du-pusu» Giovanni nos pone al día en variedades de uva y bodegas locales del Levante. El cielo se cubre lentamente, en el interior de la provincia La Spezia en Sarzana, las laderas de aluvión y verdes plantas se encuentra la Azienda Agrícola Santa Caterina, Andreas Khilgren aguarda por los viñedos circundantes entre su casa y la bodega. La tradición de la familia y la experiencia de los campesinos dan lugar a una viticultura particular, vinos que respetan al máximo la naturaleza, en la tierra y en la elaboración de estos vinos de autor. Su filosofía se basa en la mínima intervención en el vino, “no hay vía intermedia” declara el productor, hasta el punto que la bodega no cuenta con la Certificación biológica, tan extendida en Liguria, ni está obligado a aplicar los métodos y productos del mercado “bio”. Andreas explica estas consideraciones bajo una lluvia fina que cae como la tarde primaveral, nos recogemos en la pequeña bodega no sin antes observar la cepa y las plantas aromáticas, tomillo, cantueso, salvia. El grano se analiza y se prueba la vermentino entera con las pepitas, es crujiente y denota esa característica salina por su proximidad con el mar.

Vino Poggi Alti/Vasijas de gres

Primero se prensa muy lentamente para después trasvasar y en ese momento delicado “se hace una trampa”, nos confiesa Andreas, al añadir una pequeña dosis de sulfuroso y desechar las pieles. Algunos vinos permanecen durante 9 meses de maceración en sus lías.

Sorprende las redondas vasijas de gres para afinar el vino, una prueba de la experimentación del viticultor-filósofo, que desde la tierra practica la agricultura biodinámica. La vinificación se realiza también en hormigón y depósitos de acero herméticos que hace al vino más expresivo. Vinos Liguria di Levante (IGT):

Poggi Alti  (Vermentino, blanco) 14% alcohol. Fermentación con las pieles, antes de Navidad realizar la crianza una parte en barricas viejas de 350 l. y otra en acero durante un año. Color amarillo dorado, notas minerales y fermentativas, salinidad y frescura.

LM  (vermentino blanco) Larga maceración hasta el final de la primavera, se limpia de lías y permanece en vasijas hasta el final de la cosecha.

Rosato Liguria di Levante (IGT) variedades: Canaiolo (Merla), Ciliegiolo.

Tinto Vino Rosso: Canaiolo (Merla), Sangiovese, Ciliegiolo. Maceración en lías, un año en tonel de 350l. y año y medio en botella. La proximidad con la Toscana se manifiesta en las variedades.

El tiempo transcurre sin prisas en Santa Caterina, abandonamos la propiedad del matrimonio Khilgren hacia Cinque Terre (DOP) antes de la puesta de sol. Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola e Riomaggiore, declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1997

Cinque Terre DOP

…la carretera trepa por las terrazas de viñedos en una pendiente trepidante hasta la última “tierra”. Luciano Capellino hace señales en el cruce. Caminamos entre las líneas de altas cepas sujetas en guyot, un claro con una caseta asoma al inmenso mar sobre muros de viñedo vertiginosos que hacen perder la vista en el horizonte difuminado, por un momento un rayo ilumina el paisaje lleno de color.

Azienda Agricola Capellini, Cinque Terre (Italia)

“En verano se hace intransitable con los excursionistas” y sin embargo la labor del viticultor es ardua, en la recogida hasta la bodega cargan a la espalda la uva pendiente arriba y abajo. Las terrazas con paredes de piedra seca ascienden a más de 300 metros sobre el mar. Luciano explica la tradición en la siembra en esta parte del litoral conocida mundialmente, “nosotros marcamos la regulación” con las variedades autóctonas, por ejemplo de la mezcla del vino:

DOP Cinque Terre, Bosco 70%, Albarola 20% y Vermentino 5% color amarillo pálido con reflejos, aromas entre minerales y salinos de la brisa marina. En boca es intenso y fresco, expresa el terroir. Grado alcohólico: 13%

Sciacchetrà

Sciacchetrà, vino pasificado de las variedades: bosco, albarola y vermentino.

La uva expuesta al sol y después ventilada ha fermentado durante 21 días, separada del vino y despalillada a mano, se han impregnado del mosto y reposan ahora al fondo de una garrafa que se rellena con vino obtenido anteriormente al Sciacchetrà, y así reposa durante una horas. Se estruja y filtra mediante trasvases en una crianza de al menos 7/8 meses. Al final de agosto se realiza un control para pasar a embotellarlo.

Color ámbar intenso y brillante, aromas de frutos y plantas aromáticas, en boca intenso y sabroso, retrogusto característico.

Cinque Terre merece una visita por su belleza paisajística y su sabor Mediterráneo capturado en estos vinos singulares.

Reportajes

El caballo, tradición en la dehesa de la Sierra Oeste

                                                                                                           Cristina Eguíluz Casanovas

Bajo el monte Abantos y las Machotas se extiende una amplia dehesa, una zona rural privilegiada donde los caballos españoles se pasean a sus anchas.

Finca Los Arcos, El Escorial

Allá por los tiempos de Felipe II se instalaron las antiguas caballerizas de la corte. Hoy, la tradición llega a nuestros días gracias a la vocación y pasión de unos pocos ganaderos. Toro bravo y caballo de Pura Raza Española (PRE) pastan en los cuarteles de una de las praderas más amplias de toda Europa y probablemente la más idónea, esto se debe a la base granítica del subsuelo, la cual recoge el agua proveniente de las montañas que fluye bañando los verdes fresnos; sus raíces se nutren en la tierra vegetal aposentada durante siglos. Una adecuada climatología y amables pastos, ofrecen al ganado suelto la libertad de correr y retozar a sus anchas.

La estampa del caballo español no desmerece la tan reproducida del toro bravo, que también asoma por estos parajes. Belleza y nobleza, las dos características del caballo español, versátil en las distintas aplicaciones: carrera, salto, doma, ride, enganche, volteo… El animal sale del establo fuerte pero sin dar coces, gracias a su buen carácter se adapta al jinete y al terreno.

La cría y doma de caballos se extiende por la cuenca de Guadarrama sin apenas publicidad, respetando el entorno. Es la selección humana la que ha ido perfilando su casta. Buenos sementales para cubrir a las yeguas en una cría extensiva, “porque una yegua preñada tiene que estar libre”, comenta Jaime Moreno propietario de Los Arcos, “antes, los ganaderos criábamos sólo los caballos sin educarlos, domarlos, en general. Hoy no se venden si no están domados.” Dedicación y pasión por los caballos: en un cuartel los potros, en otro las yeguas, y en los espacios estabulados de amarillo albero descansan y juegan a morderse los sementales, los registrados con su árbol genealógico.

Los Arcos, carretera de Guadarrama

Esto es lo más habitual en la cría semi-intensiva aunque lo ideal es que estén sueltos, gran diferencia con los clubes que circundan la ciudad. Fincas que un día fueron propiedades de recio abolengo, como la del antiguo Campillo de la marquesa de Laboronda (quien, según cuenta la leyenda, se jugó la finca a las cartas, la perdió y quedó recluida en la casa solariega de El Príncipe). Las diez mil hectáreas rústicas de los municipios de San Lorenzo y El Escorial quedan subdivididas en fincas destinadas a la cría de vacuno, casas rurales reformadas que acogen eventos, y unos pocos apasionados del mundo caballar.

La Yeguada Los Amadores, cuyos hierros AA han pasado de generación en generación lo que comenzó con la prestigiosa yeguada; en la actualidad abarca un negocio integral que comienza en la cría, reproducción y exporta nuestro orgullo de pura raza a Estados Unidos, algo más que una empresa, vocación por preservar y seguir explorando, “porque el negocio está cambiando vertiginosamente”, declara Amador Alonso. “Lo que realmente nos funcionó fue esa mezcla: el caballo funcional, de trabajo y el caballo con la cabeza, las ganas de trabajar y el poner fácil al jinete del semental Ermitaño”, prestigioso caballo PRE de élite, en copropiedad con otros ganaderos. Maravillosos ejemplares recorren las cien hectáreas del Campillo de Yeguada la llanura de fresnos y encinas, la zona de Monesterio en San Lorenzo de El Escorial.

Descendemos hacia la finca La Granjilla, antaño lugar de recreo y caza de los monarcas en el palacio de La Fesneda, y de camino en las Cebadillas, D. Luis Rodríguez Sevillano cría caballo español en La Parrilla, comenzó su yeguada hace más de cuarenta años, el más veterano de los criadores, “los andaluces no te vendían las yeguas, empecé con dos o tres”, ahora tiene unos 35 caballos entre Pura Raza Español y Estirpe Cartujana, los considerados de más arraigo. Las yeguas y sus rastras pastan y se mueven en total libertad hasta su destete, posteriormente, son apartadas en cercados en la finca familiar Las Alberjanas. Defensor del caballo español, ha exportado a México, Nicaragua, Ecuador, “…se está generando PRE allí”, se lamenta, “porque han vendido yeguas españolas”.

Jalisco, PRE en La Parrilla
Yeguada La Parrilla

Los primeros caballistas, Francisco Canales, Ceferino Preciados, Santos Brea, los Mellizos, los Arribas, Pablo Mayoral, dejan su rastro por la calleja desde los huertos hasta la vía, encontramos las fincas a diestro y siniestro: El Alto, Milanillo, El Enebral, El Chicharrón… Años atrás se utilizaba el caballo como elemento de trabajo, en su mayor parte cruzado, y una élite “de señoritos” el PRE. Pero los tiempos han cambiado, y el día de San Antón, protector de los animales, numerosos caballos vestidos recorren las calles de San Lorenzo de El Escorial hasta la Ermita y en los arcos se bendice a los animales. De los gorrinos, quedan los dulces con aroma a naranja y limón.

San Antón en San Lorenzo de El Escorial

Negros, castaños, alazanes, tordos, los elegantes caballos descansan en la plaza permitiendo a los jinetes remojar el gaznate con una bebida.

La afición de unos pocos se ha popularizado en un hobby asequible aunque lejos de llegar a la gran pasión que se vive en el sur de España, allí los grandes terratenientes elevaron al equino español a lo más alto.

Alejados de la ciudad, numerosos picaderos salpican las praderas de la sierra unas veces en manada, otras en comunidad con el ganado vacuno, tan apreciado en la sierra madrileña y abulense. El Escorial y San Lorenzo aúnan tierras de crianza en un enclave privilegiado para el caballo español.

Redacción y Documentación Gráfica: Cristina Eguíluz Casanovas

La Lonja, San Lorenzo de El Escorial

Alba, el corazón del Piamonte

PIAMONTE ITALIANO

Alba. La localidad nos muestra su cara más recogida, falta un mes para el verano y cinco para la feria de la trufa, el gran acontecimiento de este apreciado manjar que reúne a visitantes de otras regiones de todo el mundo en el recinto ferial y por las calles adoquindas de la ciudad de origen romano, la zona vieja medieval y edificios renacentistas del esplendor de la casa de Saboya. Cruzamos el río, el pequeño municipio cuenta con comercios, restaurantes y osterie para degustar las diversas formas de preparación del tartufo, seco o fresco. Los platos más sofisticados adornan las cartas de los restaurantes alternados con il bolito, el cocido local, quesos y fiambres.

Los muros de ladrillo rojo de una bodega tradicional Pio Cesare bodega albergan vinos D.O.C.G. en una de las pocas bodegas que conserva la ciudad. Aquí la Denominación de Origen es Controlada y Garantizada, un paso más en reconocimiento y burocracia. A pesar de las regulaciones y exigencias, los productores se sienten amparados por esta calificación reconocida por la U.E. y apreciada en todo el mundo, algo de lo que sí están orgullosos. Dato significativo es el precio de la variedad nebbiolo, había crecido de forma constante y cayó a partir del 2018, el Consejo Regulador dismiuyó la cantidad de siembra permitida con objeto de aumentar la calidad. Recordemos que la variedad nebbiolo produce los vinos: Barolo, Barbaresco, Roero, Langhe y Nebbiolo d’Alba.

Tartuffo bianco, Alba

Además de los helados, en Alba destacan los dulces de masa horneada y el chocolate, por el momento no hay visitas a la fábrica de Ferrero aunque podemos probar costrata de albaricoque y tartas caseras en un café con terraza improvisada, “las hace mi mujer” me asegura el dueño detrás de una mesa de jardín bajo el porche. Pizzas y platos de pasta preparados para llevar aromatizan el ambiente a la hora del almuerzo.

Salimos rumbo sur hacia Diano d’Alba, ascendemos la empinada colina por caminos cada vez más estrechos y curvas de 180º, los valles de cepas en hileras se superponen, ahora en horizontal ahora en vertical perdemos la mirada hasta el infinito, estamos a 500 metros de altitud en la Bodega Fratelli Aimasso con viñedos de las variedades autóctonas, nebbiolo, dolcetto, barbera. La bodega se sitúa a escasos metros de los viñedos, caminamos entre las hileras de las cepas, de orientación sur, sur-oeste. Árboles frutales comparten las zonas más frías de esta bella colina, 8 hectáreas que producen de 20 a 22 mil botellas al año. Sorprende el enorme banco de fines de sostenibilidad del paisaje en lo alto, el número 65, promoción del territorio (Big Bench CommunityProject).

Racimos de la variedad nebbiolo
Bodega Fratelli Aimasso, Diano d’Alba (Italia)

Degustación y cata dentro de la pequeña y acogedora bodega completamente reformada de cuando los dos hermanos Aimasso comenzaron la elaboración del vino en 1960. Hoy Luca, hijo y sobrino de los promeros productores, reparte su tiempo entre el campo y la bodega, después de despachar a un cliente local, me recibe dentro de la bodega reestructuada, barricas de roble usadas para el dolcetto y toneles para la crianza de la uva nebbiolo que “le da un mejor gusto”, antes pasan por depósitos de cemento vetrificado.

Atiende con mimo a las visitas en un ambiente acogedor, acompaña los varietales tintos con charcutería, parmesano, pan, aceite y grissini palitos caseros típicos del lugar (IGT dicen ahora según la regulación).

CATA:

Sörì delle Cecche.  Dolcetto 2016 , rojo rubí con reflejos violáceos, aromas balsámicos, gusto almendrado, seco. 13,5% de grado alcohólico, apenas se percibe en su paso fácil por boca. Retrogusto agradable.

Dolcetto «Pietro»

De la viña más vieja “60” se elabora “Pietro” el superior. Potente pero equilibrado, más en aromas que en gusto. Luca asiente satisfecho por la añada que ha sabido esperar su momento. Y aún puede mejorar pensamos. Un vino de guarda a un precio muy razonable. 

«Alice», Barbera d’Alba 100% Vinificación 1 año en cemento 1 año en barrica que suaviza la alta acidez. Color rojo rubí con ribetes violeta. Aromas a frutos rojos, moras, fresas, confitura, notas a vainilla. Gran sabor y cuerpo propios de la barbera para quienes gustan de sentir el alcohol en su paso por boca, su acidez característica. Buena elección las barricas de 150litros.

Nebbiolo d’Alba DOC 2016 Superiore, 131 metros de de la hilera más larga, envejecido en barrica tres años, 15,5% de alcohol. Vino complejo. Color granate, aromas mentolados a frambuesa y fresa silvestre. Sabor muy seco con una estructura y equilibrio notables.

Luca finaliza la degustación con un vino passito tinto de 16% alcohol, asegura que el blanco da dolor de cabeza, “END 2018”, suave dulzor con notas balsámicas fuera de la DOC.

El sol cae en la comarca y la niebla se adueña de estas colinas, envuelven la uva nebbiolo que le da su nombre. La variación de temperatura, el terroir arcilloso y el potencial de la uva, tienen como resultado los vinos de gran profundidad del Piamonte.

Viñedos en Diano d’Alba